Osoro, en la Semana de Vida Consagrada: "Habéis nacido para curar y para sanar"

En este encuentro, que reúne a religiosos de distintas congregaciones, se hizo una llamada a dejar atrás el relativismo y el subjetivismo, y a buscar nuevas formas de apostolado

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48 Semana de Vida Consagrada.

La 48 Semana de Vida Consagrada celebrado por el ITVR, cuyo tema central analizó los tiempos de reforma eclesial, "A vino nuevo, odres nuevos", concluyó ayer con una Eucaristía presidida por el arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro. Durante la homilía, Osoro destacó a las decenas de consagrados reunidos en la Fundación Pablo VI de Madrid: "Habéis nacido para curar y para sanar". 

El arzobispo de Madrid también hizo referencia a las distintas heridas que hay en la sociedad: La de la increencia, la del sentido de la vida, la herida de la soledad, la falta de trabajo, la herida de la enfermedad. Tenemos que tocar las heridas. Si no las tocamos, seremos incrédulos". 

Vida consagrada-hospital de campaña

Antes de la misa, el claretiano Carlos Martínez Oliveras leyó las conclusiones de este encuentro de Vida Consagrada para la reflexión. Entre ellas alentó a crear "espacios de diálogo y comunicación donde compartir la fe y reflexionar sobre los desafíos de nuestro tiempo". 

También hizo referencia a la misericordia traída por Jesús que pide rechazar los odres viejos de la cultura del descarte y "asumir el odre nuevo de una Iglesia y una vida consagrada-hospital de campaña, marcada por la ética del samaritano, por la cultura del encuentro". 

Otra de las conclusiones apuntó al vino nuevo de la fe que rechaza el odre viejo del clericalismo, "la autorreferencialidad, el afán de dominio, la conciencia de tener posesión absoluta de la verdad y apuesta por la inserción como la clave para que la fe cristiana pueda hacerse cultura, no siendo absorbida por ninguna de las culturas". 

Así mismo, el P. Martínez Oliveras hizo un llamamiento a los consagrados para rechazar el odre viejo de la "mundanidad, el materialismo y el consumismo que debilita el vínculo entre las personas y destruye lo esencial de la fe". 

Carlos Martínez Oliveras

Corresponsabilidad con el Estado 

Así mismo, pidió abandonar los odres del egoísmo, la despreocupación y elaborar odres que puedan contener la corresponsabilidad con el Estado, la sociedad civil, la búsqueda del bien común. "Abrámonos sin miedo al campo socio-político (de manera indirecta) afrontando el significado moral y religioso de la realidad", señaló el claretiano. 

Pidió además, dejar el odre viejo del relativismo, del subjetivismo y de hacer la propia voluntad y acoger el odre nuevo del discernimiento no como método, sino como modo de vivir.

 

Como rasgo de identidad del consagrado, alentó a abandonar los lenguajes desgastados y pensar cómo crear nuevas formas de comunicar el acontecimiento de Jesucristo. "Pasemos de un odre pequeño con el nombre de “una ética del cuidado” (traducible en “servicios”) y pasemos a una ética del “tener corazón”, expresada en los gestos de escucha, paciencia, don, paz y justicia". 

"El vino nuevo de Jesús nos invita a generar procesos de crecimiento y curación; la vida consagrada se encuentra comprometida e involucrada en las reformas para dar su adecuado importancia a los espacios, al tiempo y a la cordialidad, ponernos en clave de sinodalidad, desde la respectiva vocación-misión, donde todos nos acompañamos, todos estamos a la escucha, todos conversamos, todos proyectamos y todos colaboramos", concluyó el claretiano. 

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