Carta de despedida del Vicario de Madrid Alfonso Lozano a los sacerdotes

Un presbítero querido y apreciado por su compañeros, con notable formación teológica y libertad de juicio

Alfonso Lozano.
Alfonso Lozano.

Para sorpresa de no pocos, hasta el presente, la anunciada crisis en el Consejo Episcopal de la Archidiócesis de Madrid se ha sustanciado solo con la salida del hasta ahora Vicario de la III, Alfonso Lozano.

Un sacerdote querido y apreciado por su compañeros, con notable formación teológica y libertad de juicio. Alfonso Lozano pertenece a Comunión y Liberación, una vocación que ha enriquecido su trabajo con los sacerdotes, y fue profesor de Sagrada Escritura en San Dámaso.  

Diez años como Vicario 

La elegante carta que Alfonso Lozano ha escrito para despedirse, tras 10 años como Vicario, dos y medio con el cardenal Antonio María Rouco Varela y siete del cardenal Osoro, se ha acabado convirtiéndose en un homenaje a todos y cada uno de los sacerdotes de la Vicaría.

“Quiero –escribe Lozano- expresaros un reconocimiento particular por vuestra entrega cotidiana, llena de límites y debilidades, pero realísima, y por vuestra acogida de mi persona y de la misión que se me había encomendado, expresada en la aceptación de las propuestas que os hacía, que nos ha permitido hacer experiencia de un camino comunional, fraternal y sinodal, concretado sobre todo en la verdad e intensidad de la relación que hemos mantenido y en los encuentros de Arciprestazgo”.

El hasta hora Vicario de la III pide además perdón “de corazón a Dios por cuanto mis pobrezas, límites y pecados hayan obstaculizado Su presencia entre nosotros; y, de manera especial, a cada uno de los que en algún momento os hayáis sentido ofendidos, heridos o no suficientemente atendidos por mí. Lo hago cierto de que Su perdón tiene el poder de renovar todo y de introducir en la vida del que se abre a su misericordia infinita una sobreabundancia capaz de liberarle de todo mal, de dotar de sentido cada instante de su vida y de capacitarle para vivir la vida nueva de los hijos de Dios en el lugar al que Él nos envía y espera, que en el caso de los sacerdotes diocesanos acontece a través del envío de nuestro Arzobispo”.

Párroco de El Salvador y San Nicolás 

En la carta, Lozano, que ha sido nombrado párroco de la parroquia de “El Salvador y San Nicolás”, que tendrá que dinamizar, aprovecha para referirse al nuevo Vicario, el sacerdote Ángel López Blanco, hasta ahora párroco de “Nuestra señora de la Esperanza”, y también miembro de Comunión y Liberación.

Pero la pregunta que sigue estando presente es por qué, en la anunciada crisis del Consejo Episcopal, que iba a suponer una reforma del gobierno de la diócesis de Madrid, solo se ha caído el Vicario Alfonso Lozano.  Máxime cuando su nombre circulaba, en los últimos años, en repetidas propuestas de ternas para obispo.

Fuentes del clero madrileño consideran que ha sido su libertad de juicio y de criterio a la hora de afrontar algunos complejos temas la que ha provocado que el entorno más cercano del arzobispo pidiera su cabeza. La libertad, en algunos sectores y ambientes, tiene un precio.

 

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