Vicente Jiménez Zamora, nuevo arzobispo de Zaragoza

Lea el mensaje de bienvenida que ha emitido con motivo de su toma de posesión

El Papa Francisco ha nombrado a Vicente Jiménez Zamora nuevo arzobispo de Zaragoza, según han informado fuentes de la Diócesis de Santander. Como ya adelantaba Religión Confidencial en estas páginas, el obispo soriano figuraba como primero en la terna para ocupar esta archidiócesis, vacante tras el cese de Manuel Ureña.


Jiménez Zamora ha convocado a mediodía una rueda de prensa en la que ha confirmado su llegada al Arzobispado de Zaragoza. 

El obispo de Santander sustituye en el Arzobispado de Zaragoza a Manuel Ureña, quien renunció al cargo el pasado 12 de noviembre aduciendo motivos de salud, renuncia que aceptó Francisco. 
Días después, trascendió que su renuncia pudo estar vinculada al pago de una indemnización de 60.000 euros a un diácono de la localidad de Épila, que abandonó la carrera eclesiástica y que denunció haber sido víctima de acoso por parte del párroco de este pueblo zaragozano.

SALUDO Y MENSAJE DEL NUEVO ARZOBISPO ELECTO DE ZARAGOZA

Mons. Vicente Jiménez Zamora

Queridos hermanos:

Gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre y del Señor Jesucristo (1 Cor 1, 3). Con estas palabras del Apóstol San Pablo os saludo como vuestro nuevo Arzobispo electo de la querida Archidiócesis de Zaragoza, que peregrina en la noble tierra aragonesa. Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz, se fio de mí y me confió este ministerio (1 Tim 1, 12).

Expreso mis sentimientos de profunda gratitud al Santo Padre el Papa Francisco, Obispo de Roma y Sucesor de Pedro, por la confianza que ha depositado en mi humilde persona al nombrarme Arzobispo de Zaragoza, en el día de hoy 12 de diciembre de 2014, a la vez que le manifiesto mi fraterna adhesión y fidelidad, y le ofrezco mi humilde oración.

Voy a vosotros en el nombre del Señor, fiado en su Palabra, y con el empeño de poder anunciaros la alegría del Evangelio (Evangelii gaudium), en comunión con el Papa Francisco. Quiero ser una imagen viva de Cristo, el Buen Pastor, que da la vida por las ovejas, fiel a mi lema episcopal amoris officium, porque "oficio de amor' es pastorear la grey del Señor (San Agustín). Quiero ser el Arzobispo de todos y para todos, al servicio de la comunión con Cristo y entre los hermanos. Que el Señor me conceda la audacia de profeta, la fortaleza de testigo, la clarividencia de maestro, la seguridad de guía y la mansedumbre de padre.

Provengo de la Diócesis de Osma-Soria, de la que fui primero sacerdote y luego Obispo durante tres años. Mi pueblo natal es Agreda, que tiene vínculos de fe y de historia con Aragón. Es la cuna de la Venerable Madre Sor María de Jesús, autora de la Mística Ciudad de Dios, que tanto ha contribuido a difundir la devoción a la Virgen del Pilar. El Moncayo nos une también.

 

He ejercido mi ministerio episcopal durante siete años y tres meses en la querida Diócesis de Santander, en cuyo territorio nace el Ebro, río de la fe, que hermana Cantabria con Aragón. Saludo con afecto fraternal, en la comunión del Colegio Episcopal presidido por el Sucesor de Pedro el Papa Francisco, a mi hermano Mons. Don Manuel Ureña Pastor, anterior Arzobispo metropolitano, que ha regido la Archidiócesis con entrega pastoral. Saludo al Sr. Administrador Diocesano en Sede Vacante, D. Manuel Almor y le agradezco sus muestras de afecto, su labor eficaz y delicada de gobierno en este período junto con el Colegio de Consultores. Igualmente saludo con recuerdo agradecido al querido hermano D. Elías Yanes, Arzobispo emérito, y a mis hermanos Obispos que residen en Zaragoza, D. Victorio Oliver, D. Carmelo Borobia y D. José Luis Redrado. Asimismo dirijo mi saludo lleno de agradecimiento a mis hermanos Obispos de las Diócesis de la Provincia

Eclesiástica de Zaragoza, D. Alfonso Milián, D. Eusebio Hernández, D. Carlos Escribano y D. Julián Ruiz.

Quiero saludaros a todos los diocesanos, si me dejo a alguien, espero que me disculpéis:

A mis hermanos los sacerdotes, principales e insustituibles colaboradores del orden episcopal, llamados a ser testigos de Dios y ministros de su misericordia; quiero contar desde ahora con vuestra fiel colaboración y os manifiesto mi confianza; el Señor, Buen Pastor, nos llama a trabajar en estrecha comunión según el ministerio recibido al servicio pastoral de nuestro pueblo. A los seminaristas, los pastores del mañana. Sois llamados por el Maestro para seguir su voz y avanzar hacia el sacerdocio atraídos por su mirada amorosa.

A los miembros de vida consagrada, hombres y mujeres, que sois un don de Dios para la Iglesia y la sociedad, en este Año dedicado a la Vida Consagrada por el Papa Francisco, que os quiere alegres, con audacia de profetas, llamados a vivir la espiritualidad de comunión y en camino hacia

las periferias existenciales y las otras orillas. Celebramos, además, el Año Jubilar Teresiano, con motivo del Vº centenario del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, que nos invita a seguir al Señor por los caminos de la alegría, la oración, la fraternidad y el propio tiempo. Mi gratitud se extiende también a los misioneros, pregoneros del Evangelio por todo el mundo.

A los fieles laicos, que sois Iglesia en el mundo y mundo en la Iglesia; a los niños, adolescentes, jóvenes, adultos, ancianos; a las familias; a los enfermos; a los pobres; a los inmigrantes; a los parados; a las familias que más sufren las consecuencias de la crisis social y económica; a los que sufren en el cuerpo o en el alma; a los encarcelados. Permitidme que tenga un saludo especial, lleno de agradecimiento, para la numerosa población de surianos que viven en Zaragoza, entre ellos parte de mi familia.

Saludo a los cristianos de otras Iglesias y comunidades eclesiales y a los miembros de otras religiones no cristianas; también deseo manifestar mi cercanía a los que por diversas circunstancias se sienten alejados de Cristo y de su Iglesia.

Saludo con respeto y deferencia a las autoridades regionales y locales, a las instituciones políticas, judiciales, académicas y militares. La Iglesia valora y reconoce la nobleza y dignidad moral del compromiso social y político para la consecución del bien común de la sociedad.

Extiendo mi saludo a los diversos Medios de Comunicación Social de Aragón, que son instrumento de información y formación de los ciudadanos.

Junto con mi saludo y mensaje, mi petición: os pido que os acordéis de mí en vuestra oración para que sea para vosotros un Pastor según el corazón de Dios: maestro de la fe y heraldo de su Palabra; ministro de la gracia del supremo sacerdocio; pastor y guía de la Iglesia particular de Zaragoza, llevando al mismo tiempo en mi corazón la solicitud por todas las Iglesias del mundo (cfr. 2 Cor 11, 28).

Desde la ardiente espera del Adviento, os deseo a todos una feliz Navidad, fiesta de gozo y salvación.

Me pongo ya desde ahora bajo la protección maternal de la Virgen abrazado a su Pilar en este Año Jubilar de su venida a Zaragoza.

Con mi afecto, oración y bendición,

+ Vicente Jiménez Zamora

Arzobispo electo de Zaragoza”



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