El Obispado de Lérida convertirá el antiguo seminario en viviendas sociales con un plan de apoyo a las familias desahuciadas

Bajo la iniciativa de su prelado Monseñor Joan Piris, la Diócesis de Lérida ha comenzado las obras para convertir el antiguo seminario de la diócesis en viviendas para aquellos que más lo necesiten. La idea surge como consecuencia del conocimiento cercano de la situación de muchas familias desahuciadas y sin hogar.

El edificio, situado en la calle Maragall y en desuso se convertirá en un conjunto de 19 viviendas sociales. Esta semana se han empezado a derribar los tabiques de las cuatro plantas del seminario para dar forma a este proyecto. Se calcula que el proyecto dure entre tres semanas y un mes y en su elaboración trabaja personal contratado y un grupo de voluntarios que han contribuido a retirar material. Esta colaboración ha permitido que se recuperen y vendan 4.000 kilos de hierro de las tuberías viejas.

El portavoz del obispado, Carles Sanmartín ha explicado que tienen previsto iniciar las obras tras terminar el derribo pero que aún les falta la licencia de obras municipal. Se prevé que las obras de construcción comiencen entre octubre y noviembre. El comité económico ha calculado un coste total de 600.000 euros a la que habrá que descontar las donaciones que se están realizando para colaborar con la causa.

Los principales impulsores del proyecto son la Diócesis de Lérida, Cáritas diocesana y la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Carles Sanmartín ha explicado que el proyecto no es solo la construcción de viviendas sino también el acompañamiento de los voluntarios, la formación profesional para las familias y la creación de iniciativas que ayuden a estas familias a salir de su situación. Se ha organizado a los voluntarios en cuatro cinco comisiones para englobar los planes de acción de construcción, formación y ayuda.

Dentro del proyecto de construcción se pretende instalar espacios comunes como una lavandería y una sala polivalente que podrían estar listos en un año. La comisión social será la encargada de elegir qué familias recibirán estas viviendas. La selección se hará conforme a criterios económicos, sociales y psicológicos principalmente. Sanmartín ha señalado que la vivienda es solo una solución temporal que durará de uno a tres años en la que los voluntarios ayudarán a estas personas a reintegrarse en la sociedad y a salir de su situación. Los impulsores del proyecto están también interesados en que se fomente la actividad económica de estas familias fomentando iniciativas de autoempleo como huertos ecológicos o un proyecto de catering social para familias con pocos recursos.

El cambio social que aquí se pretende no se basa solo en dar lo que se necesita sino también en ayudar a conseguirlo por sí mismos para lograr un desarrollo independiente de la célula familiar.

 

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