El problema de los robos en las capillas gallegas crece cada vez más. Solo en el mes de marzo se han registrado nueve asaltos dentro de la diócesis de Tuy-Vigo, la más pequeña de Galicia, según ha desvelado a Religión Confidencial Guillermo Juan Morado, sacerdote de la parroquia de San Pablo de la misma diócesis.
Tanto este sacerdote como César Carnero, delegado del Patrimonio Histórico-Artístico de la diócesis de Lugo, descartan que los ataques estén motivados por odio a la religión. Los ladrones entran para llevarse dinero y las joyas que visten las imágenes de las iglesias, causando grandes destrozos.
El párroco Juan Morado ha desvelado a este Confidencial que, en lo que va de año, se ha producido al menos un robo al mes en las capillas de sus amigos sacerdotes. “Se ataca principalmente a las iglesias rurales que, por su situación geográfica, se encuentran aisladas y carecen de vigilancia”.
Según César Carnero, el plan preventivo que propone la diócesis de Lugo es la realización de un inventario que catalogue las piezas más identificativas de las parroquias, y el traslado de las más valiosas a los museos diocesanos. En 2011 ya se propuso un plan de catalogación del patrimonio eclesial, el Proyecto “Igrexa Segura, Cultura Protexida” a raíz del robo del Códice Calixtino.
Las parroquias afectadas durante el pasado mes de marzo son las siguientes: Parroquias de Vilar, de Negros, de Trasmano y de Quintela, en Redondela; Parroquia de Prado, Gondomar; y Parroquias de Luneta, Mourentan, Albeos y Creciente, en Creciente.
La Delegación del Gobierno no sabe nada
A pesar de la gravedad de las cifras, la Guardia Civil declara a RC que estos robos los considera incidentes aislados. Por su parte, la Delegación del Gobierno en Galicia responde: “No nos consta”. Así pues, todas las medidas que se han tomado para evitar futuros incidentes han partido de las propias parroquias y de las Diócesis.
En este sentido, el pasado 6 de febrero se detuvo a dos hombres en Orense, acusados de robar en veintiséis casas y capillas. Algunas de las iglesias que lo habían sufrido fueron Santa Comba, de Bande, Santa María la Real, de Entrimo; Padrenda, Lampaza o Vírgen de Cristal.