El obispo Berzosa alerta sobre la New Age: busca meterse como “una bomba lapa” en las religiones para dinamitarlas
El prelado de Ciudad Rodrigo: “Me llaman maestros de novicios que llegan jóvenes haciendo meditación pero sin contenido cristiano”
Raúl Berzosa, obispo de Ciudad Rodrigo, mantuvo ayer un encuentro en el Colegio Virgen de Atocha de Madrid para dialogar sobre la “Nueva Era, vuelta al paganismo y magia ancestral”. A propósito de esta conferencia, Religión Confidencial habló con él unas horas antes para preguntarle sobre la proliferación de la New Age, una ideología que está presente, como dice Berzosa, en el buzón, en el quiosco y en la pantalla.
El obispo Berzosa (hermano de Sor Verónica), afirma que la New Age no es una simple moda: es una cosmovisión de la vida que se presenta como un nuevo estilo para vivir.
“El Papa Francisco, en su última exhortación apostólica Gaudete et Exultate advierte de dos peligros contra la santidad: el pelagianismo y el gnosticismo. La gnosis es la Nueva Era, una filosofía que no va contra las religiones sino que trata de superarlas desde dentro”, afirma el prelado.
Remitiéndose a lo que dice el Santo Padre, el obispo de Ciudad Rodrigo sostiene que los gnósticos se creen superiores y su intención es meterse “como una bomba lapa” dentro de la religión, para vaciarla de contenido y desde allí dinamitarla.
Novicios influenciados
En este sentido, cuenta a RC un ejemplo práctico. “Me llaman maestros de novicios de conventos y congregaciones que les llegan chicos y chicas de 30 años que hablan de oración, de meditación, pero cuando profundizan más con ellos, observan que no hay nada de cristianismo en su espiritualidad”.
Berzosa explica los pilares en los que se sustenta la New Age: mezcla de tradiciones religiosas, esteticismo musical, psicología del potencial humano, salud y salvación de autorrealización, ecología profunda (deep ecology) y network o desarrollo en red global.
Por qué atrae la New Age
Psara el obispo de Ciudad Rodrigo, se dan distintos aspectos: “Las personas tienen sed de lo divino. Muchas de ellas han abandonado las religiones tradicionales y han buscado alternativas a éstas. Además, la New Age vende un desarrollo del potencial humano y de nueva espiritualidad”.
Pero lo que no se dan cuenta es que la “Nueva Era ofrece una visión sesgada de Dios – apunta Berzosa-. A pesar de que pueda reunir algunos aspectos positivos como el sentido de la fraternidad universal y de la movilización de las fuerzas para hacer el bien, no busca el bien de la comunidad sino el individualismo”, explica a RC.
El hecho de que estas filosofías se estén extendiendo en Occidente se debe, según Berzosa a que “muchas personas se han visto desencantadas de la Iglesia, de Cristo y de las religiones tradicionales porque no han cambiado el mundo”.
De los 60 a los 90
Para el obispo de Ciudad Rodrigo, este desencanto ha provocado dos corrientes que se han instaurado en Occidente, sobre todo en Europa. Por un lado, los que vuelven al ateísmo y/o a un laicismo beligerante, y la otra, aquellos que no se apuntan a ninguna iglesia y buscan una espiritualidad modernista a la carta.
Berzosa explica los antecedentes históricos que han provocado estas corrientes actuales: “En los años 60, Cristo sí, Iglesia, no; en los 70, Dios sí, Cristo no; En los 80, religión sí, Dios no; En los 90, espiritualidad sí, religión no”.
El prelado recuerda también algunos de los libros de los años 80 que han alimentado la New Age: “Juan Salvador Gaviota” de Richard Bach y “El alquimista” de Paulo Coelho.
Revertir esta tendencia
Para revertir esta tendencia, el obispo propone descubrir lo auténtico del cristianismo que ofrece la visión más completa de Dios y del hombre, y su vocación a vivir en una verdadera comunidad fraternal.
En este sentido, Raúl Berzosa invita a asombrarse por lo que ofrece la Iglesia Católica a diferencia de estas nuevas filosofías gnósticas: redescubrir el Dios personal, a Jesucristo, como único maestro y Salvador, la oración como verdadero diálogo con el Padre y la diferencia entre la resurrección y la reencarnación.