Las verdades de un filósofo católico contemporáneo

El periodista francés Paul-Francois Paoli escribe un libro entrevista con Jean-Luc Marion, uno de los intelectuales frances más relevantes de la actualidad

Jean-Luc Marion.
Jean-Luc Marion.

El conocido periodista francés, Paul-Francois Paoli, ha tenido el acierto de publicar este libro entrevista con uno de los intelectuales franceses más interesante de nuestros días. Un pensador que no esconde su fe, que tampoco hace gala de su creencia como bandera o estandarte identitario.

Un miembro de la Academia Francesa que, además de haber prestado importantes servicios a la Iglesia en Francia como otrora iniciador de la revista “Communio”,  fue asesor para el ámbito de la cultura del recordado cardenal J. M. Lustiger y ha recibido recientemente el premio Ratzinger.

Conciencia cristiana 

Y digo que este libro es un acierto porque es una bocanada de aire fresco. Da gusto el espíritu libre de J-L. Marion a la hora de abordar no solo las cuestiones más incisivas de la situación de la filosofía, sino de hablar sobre lo que afecta a la conciencia cristiana.

El libro, que es también un repaso a la bibliografía de Marion, uno de los más destacados exponentes de la filosofía fenomenológica, deslegitima, por una parte, el uso de lo católico como adjetivo en detrimento de lo sustantivo y, por otra, acaba con los tópicos al uso que circulan en ciertos mundos culturales católicos sobre no pocas cuestiones.

Tiene además la ventaja de que está escrito y publicado después de la pandemia con lo que ha dado tiempo a que este pensador haga algunas interesantes reflexiones sobre lo que está pasando en el mundo.

Y no solo en lo referido a los efectos del virus global sino en otros asuntos como pueden ser las relaciones internacionales. Es evidente que estamos ante un pensador francés, por lo que todo lo francés está muy presente en este diálogo. 

Compatible con la fe 

No debemos olvidar que la propuesta cristiana demanda para su comprensión y expresión un lenguaje y una arquitectura conceptual adecuada. No son pocos los intelectuales que se han esforzado en buscar, o en su defecto crear, un sistema de pensamiento compatible con la fe. No se trata de elaborar una filosofía cristiana, que vendría a ser algo así como una biología budista, ni tampoco de poner la carga de la prueba en el adjetivo católico.

De lo que se trata es de contar con un asidero intelectual que permita servir de herramienta para expresar de forma comprensible los misterios de la fe y analizar la existencia humana y sus interrogantes en relación con el núcleo original del cristianismo.

Por estas páginas aparecen nombres como los de Louis Althusser, Jacques Derrida, Jean Beaufet, Gilles Deleuze, Jacques Lacan, Michel Bernard-Henry, Paul Ricoeur, entre otros. Creo que es suficiente para atisbar quiénes son los interlocutores de J-L. Marion. A estos tendría que añadir los de Jean Duchesne, Rémi Brague, Michel Henry o Jean-Louis Chrétien.

 

Razón y celibato 

En el libro de lo que se habla principalmente es de la razón, de la filosofía, del pensamiento. Pero permítaseme hacer referencia a otros temas que me han llamado la atención.

No hay que perderse las páginas dedicada a los papas contemporáneos, también al Papa Francisco. O las que dedica al tema de la pederastia. Afirma que “la Iglesia católica no tiene la particularidad de no tener ropa sucia, sino la de haberse dotado de una potente máquina para lavarla”.

O cuando se le pregunta sobre la posibilidad de acabar con el celibato y dice: “Se trata de una opción que se puede defender, dado que la cuestión no depende del dogma. Con todo, no es una receta milagrosa. No resolverá el problema de las vocaciones; de lo contrario, los protestantes tendrían pastores en abundancia. No abolirá la preeminencia del celibato, pues de lo contrario, los ortodoxos tendrían un episcopado compuesto por hombres casados. Y el hecho de que los sacerdotes seculares hagan promesas de tipo monástico constituye una fuerza extraordinaria para el clero católico. Por consiguiente, no veo ninguna ventaja en un razonamiento miope. En cambio, tendría la desventaja de inducir una visión falseada de la eclesiología: el sacerdote no es un funcionario del culto al servicio de la comunidad, sino el que celebra la eucaristía que fundamenta la existencia de la comunidad”.

Un pensador libre, que ha reflexionado sobre el don y la fe, necesario para nuestro tiempo.

A decir verdad. Una conversación.

Jean-Luc Marion

Encuentro

Portada del libro.
Portada del libro.

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