El tesoro de la espiritualidad en la vida y escritos de Ignacio de Loyola

1. Certero perfil del evangelizador
2. Profundización cristiana 
3. Gran capacidad para transmitir la fe 
4. Cualidades del evangelizador

La Fundación Maoir, que nos ha traído ediciones preciosas en español de obras de los grandes teólogos jesuitas contemporáneos, De Lubac, Heinen, Pérez, De Vega, entre otros, y de H. U. Von Balthasar y A. Von Speyr, nos ofrece ahora un libro delicioso de un jesuita de quien tengo que confesar no sé más que es profesor de la Facultad de Teología de Granada y que es un hombre que dedica mucho tiempo a la dirección espiritual: Antonio Navas, S.J.

Certero perfil del evangelizador

Y digo que nos regala un precioso libro en el que siguiendo la vida de san Ignacio, y sus escritos, principalmente sus cartas, que reproduce en extensos textos originales, nos ofrece un certero perfil del evangelizador.   

Entendiendo por evangelizador el apóstol, es decir, desde sacerdotes a religiosos pasando por fieles cristianos que tienen la pretensión de configurar su vida en Cristo.

Lo importante de este libro es que es un libro síntesis de la espiritualidad ignaciana. Podría decir, de lo que la espiritualidad ignaciana ha dejado en herencia al tesoro de la espiritualidad común de la Iglesia. 

Profundización cristiana 

Un libro esencial, de esencias espirituales, porque, en el contexto de la vida y de las relaciones de san Ignacio, profundiza en algunos de los aspectos que deben estar presentes en la vida del cristiano.

Entre otras razones para acabar con las dicotomías y dialécticas al uso, también en la vida espiritual. Por ejemplo la relacionada con la actividad, o su otra cara, el activismo y la contemplación, o su deformación en el falso misticismo, del que habrá que hablar algún día.

Da la impresión de que en este libro se vuelca no sólo la ciencia sino la experiencia en la dirección de almas de este jesuita. 

Gran capacidad para transmitir la fe 

Dice nuestro autor que Ignacio de Loyola “ha sido uno de los cristianos con mayor capacidad para transmitir la fe, de entre aquellos de los que la historia nos ha dejado constancia”.

Y sigue afirmando que “consejos o decisiones de Ignacio que pertenecen claramente al ámbito interno de la Compañía pueden tener, y tienen de hecho en numerosas ocasiones, validez de orientaciones de tipo evangelizador incluso para quienes no forman parte de los seguidores del mismo Ignacio”. Con este libro, el P. Navas ratifica lo dicho.

Por ejemplo, recuerda nuestro autor que “para coordinar la unión con Dios y la evangelización Ignacio consideró siempre muy convenientemente la frecuencia de sacramentos, en especial los de la Penitencia y la Eucaristía, en contra de las desconfianzas frecuentes en la época respecto a este asunto. Así se lo hace saber al padre Alfonso Román, residente en Zaragoza, para que no se confunda con lo que ve a su alrededor”.

Cualidades del evangelizador

La voluntad de Dios, el modo de secundar la iniciativa divina, la prudencia y discreción, las formas de oración, las cualidades del evangelizador, los modos de evangelizar y las actitudes, son algunos de los aspectos abordados en este tratado que además se lee con mucho gusto.

Permítaseme una última referencia textual del libro, para mostrar su interés.

Escribe casi al final el P. Navas:

“Tiene especial interés en que los jesuitas no pierdan de vista los verdaderos bienes, los del cielo, para no caer en la trampa de las lisonjas o el servilismo ante las personas consideradas de categoría, manteniendo con ellas una cierta distancia para no caer en la excesiva familiaridad o dependencia de los grandes de este mundo. Sin esta libertad interior la evangelización adolecería de falta de coherencia entre las palabras del apóstol y su comportamiento como persona concreta”.

Evangelizar de la mano de Ignacio de Loyola

Antonio Navas, S.J.

Fundación Maior