Micropolítica cristiana para tiempos de cambio

El teólogo norteamericano William T. Cavanaugh pretende con este libro ayudar a cristianos y no cristianos a discernir lo que pueden esperar de “los poderes y principados”

William Cavanaugh.
William Cavanaugh.

“Mi propósito en este libro es ayudar a cristianos y a no cristianos a ser realistas acerca de lo que podemos esperar de “los poderes y principados” de nuestro tiempo, e instarles a no invertir la totalidad de su presencia política en dichos poderes”.

¡No está mal la pretensión de Cavanaugh, uno de los teólogos norteamericanos católicos más interesantes del presente, a quien podemos leer en español gracias a los esfuerzos de Nuevo Inicio, el genial proyecto editorial del arzobispo de Granada, monseñor Francisco Javier Martínez.

Relación Iglesia-mundo 

Y digo que no está mal porque el ejercicio del realismo cristiano, incluso del realismo teológico, se echa en falta en no pocas publicaciones de ámbitos eclesiales. La modernidad, ese período sobre el que tanto ha estudiado nuestro autor, ha producido el efecto de una especie de separación entre la realidad y el sujeto cristiano con la creación de mundos abstracto, con el distanciamiento del mundo-vida, y en no menor medida con la impregnación del decir y del hacer de un clericalismo fatuo, de flatus vocis. 

Por eso, ante la tentación de recluirnos en los calurosos marcos mentales, no está mal que un teólogo que aborda sin complejos y sin herencias de carácter ideológico las cuestiones de la relación entre Iglesia-mundo nos ofrezca unas pautas tanto teórica como prácticas. 

Formación de la conciencia 

En cierto sentido, este libro, que es recopilación trabajada de artículos últimos, se puede convertir en un adecuado manual para la formación de la conciencia pública del cristiano para adquirir conciencia de que, en no menor medida, la imaginación política del cristianismo ha estado, y está, colonizada por reduccionismos de variada naturaleza.

La Iglesia tiene una ineludible presencia política. Pero, ¿desde qué presupuestos y de qué formas se articula? Hay que distinguir con claridad que la separación entre Iglesia y Estado no implica, ni mucho menos, la separación entre religión y política.

El ámbito de la religión, es decir, de la propuesta de fe es toda la vida, incluso la vida política en sociedades plurales. Si se han producido una serie de “migraciones de lo sagrado” –expresión del historiador John Bossy-  hay que ver dónde está ahora la Iglesia y dónde el Estado, y cuáles son nuestras lealtades a la Iglesia y al Estado.           

Fuera de toda nostalgia constantiniana, este libro nos ayuda a reflexionar sobre qué prácticas de la Iglesia  pueden auxiliarnos en la negativa a la colonización de la imaginación cristiana por parte del Estado-nación, que quiere someter a su dominio toda relación de pertenencia.

Patologías del Estado 

Por cierto y respecto al constantinismo, el mantra de una cierta teología y pastoral, por no decir ideología pastoral, afirma nuestro autor: “La transición constantiniana no fue una transición de una Iglesia espiritual a una Iglesia mundana, de un Cristo contracultural a un Cristo cultural, de los sectario a lo eclesiástico. En vez de eso, lo que cambió fue el modelo en que los cristianos interpretaban lo que Dios estaba haciendo en la historia de salvación. La obra de Oliver O´Donovan es útil, no sólo porque hace posible una visión positiva de la Cristiandad, sino porque hace explicable la transición constantiniana. Los cristianos del siglo cuarto no se emborracharon de poder ni desplazaron a la Iglesia de sus cimientos”.

 

En este libro encontramos un análisis de las patologías del Estado, el Estado-nación moderno. Por lo tanto propone un pluralismo político más radical que el que permiten las dinámicas del Estado onmicomprensivo. Hay un tercer capítulo dedicado a analizar la identidad y la movilidad en el mundo globalizado. Por cierto, con jugosas reflexiones sobre el fenómenos de las migraciones.

Aunque nos encontramos con una parte central muy volcada en Estados Unidos, los capítulos finales plantean cuestiones nada baladíes: la condición pecadora de la Iglesia y su relación con la vulnerabilidad y la Iglesia como cuerpo político. Ahí es nada.

Migraciones de lo sagrado

William T. Cavanaugh

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Migraciones de lo sagrado.

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