Manual de ayuda para una vida saludable

Alfred Sonnenfeld, sacerdote y médico especializado en estudios de neurobiología, da las claves para una vida lograda: búsqueda del bien en continua relación con los demás

Alfred Sonnenfeld.
Alfred Sonnenfeld.
  1. Vale la pena vivir con coherencia ética
  2. Los genes son “comunicadores” y “cooperadores”
  3. Búsqueda del bien en continua relación con los demás
  4. Cambio en la actitud vital 
  5. Los niños son por naturaleza altruistas
Alfred Sonnenfeld.
Alfred Sonnenfeld da conferencias sobre el arte de la felicidad. 

No me parece, a priori, descabellado que haya quien le dé un giro necesario a lo que pudiéramos denominar la literatura de autoayuda. Y menos si ese giro está basado en una adecuada mezcla de teoría científica y pensamiento aristotélico, que es como decir que existe una adecuada antropología, comprensión de la naturaleza, y que además la ciencia confirma lo que el pensamiento ha elaborado.

Por eso este libro se subtitula: “Mente, cerebro y genes. Herramientas para su buen uso”.

Vale la pena vivir con coherencia ética

Y menos me parece descabellado si ese giro lo hace un sacerdote que además es médico especializado en estudios de neurobiología, como es el caso de Alfred Sonnenfeld.

Un dato éste que, aunque no se quiera poner en evidencia, aporta un valor añadido, dado que el dedicarse al ejercicio del ministerio sacerdotal no resta cientificidad a las tesis que sostiene en este volumen, que por cierto tiene mucho de una línea de continuidad de trabajos anteriores dedicados al liderazgo ético.

Se dice en este libro, en la conclusión, que “lo que pretendemos que quede claro con la lectura de estas páginas es tan sencillo como fundamental: vale la pena vivir con coherencia ética y coherencia neurobiológica, pues solo así seremos felices. Es decir, si llevamos una vida coherente, contribuiremos a que nuestros genes potencien un sano desarrollo cerebral”. 

Los genes son “comunicadores” y “cooperadores”

La pregunta de la que arranca el libro es cómo llevar una vida saludable. Durante mucho tiempo se ha considerado que la actuación de las personas, ya sean niños o adultos, vendría determinada de modo excluyente por sus genes. Incluso hubo quien escribió que los genes eran egoístas, Richard Dawkins al aparato.

Sin embargo, Sonnenfeld sostiene, citando las más recientes investigaciones, que los nuevos conocimientos científicos demuestran que los genes son “comunicadores” y “cooperadores”. Es decir, que el ser humano está determinado para llevar una vida prosocial y llena de sentido. La realidad, nuestro mundo vida, influye en nuestro organismo más de lo que pensamos. Los genes se activan y desactivan de acuerdo a nuestro estilo de vida.

Búsqueda del bien en continua relación con los demás

De ahí que un adecuado estilo de vida, volcado en la búsqueda del bien, en continua relación con los demás, con una motivación, “grift”, un deseo de mejora constante, basado en la práctica de los buenos hábitos, hace la vida más placentera de verdad, nos hace más felices al fin y al cabo. Y a esa felicidad también contribuye la genética y la neurobiología.

No obvia nuestro autor los inconvenientes de esta propuesta de modo de vida. Sobre todo los que caracterizan a la sociedad que vivimos, como puede ser la distracción, o lo que erosiona el pensamiento profundo, contrario a la creatividad, la reflexión y el pensamiento crítico.

 

Cambio en la actitud vital 

Es necesario un cambio en la actitud vital, interior de la persona, que favorezca nuestra salud corporal y psíquica y que nos coloca en una situación adecuada para resolver los problemas futuros que se puedan presentar.

Afirmaciones como la siguiente deben ser tenidas en cuenta: “El escepticismo y el adiós a la verdad ha permitido que hayan aparecido estructuras mentales que defienden que “la razón del más fuerte siempre es la mejor” y, descargados del peso de lo real, quieren ellos mismos fabricar nuestro mundo”.

Los niños son por naturaleza altruistas

Es innegable que algunos de los resultados de ciertas investigaciones recientes pueden sorprender al lector. Por ejemplo la que se refiere a los estudios del psicólogo de Yale, Paul Bloom, en las que llega a la conclusión de que los niños son por naturaleza altruistas y a partir de los seis meses saben distinguir entre el bien y el mal.

Esto ciertamente está en contra de lo que nos habían hecho creer autores como Piaget y Kohlberg. Por lo tanto, el libro se adentra también en algunas propuestas interesantes desde le punto de vida educativo.            

Por último, sería interesante que nuestro autor profundizara más, quizá posteriormente, en las bases neurobiológicas que hacen referencia a la dimensión trascendente de la persona. Sería éste un buen estudio y un buen servicio.

El arte de la felicidad

Alfred Sonnenfeld

Almuzara

Portada del libro.
Portada del libro.

Video del día

6 de cada 10 de los que van en bici o en
patinete en ciudad no llevan casco
Comentarios
Envíanos tus noticias
Si conoces o tienes alguna pista en relación con una noticia, no dudes en hacérnosla llegar a través de cualquiera de las siguientes vías. Si así lo desea, tu identidad permanecerá en el anonimato