Hakuna es algo más que un “cristianismo 1.0”

El último libro de José Pedro Manglano "Hakuna. ¡Viva la vida!" que hay que leer sin juicios, ni prejuicios

José Pedro Manglano.
Hakuna es algo más que un “cristianismo 1.0”.
  1. La introducción de Manglano 
  2. José María Sánchez Galera 
  3. "No se puede entender a Dios sin la música"
  4. Nuevo existencialismo cristiano
  5. El espectáculo forma parte de su vida
  6. Personalidad jurídica 
  7. Hakuna funciona como una red social
José Pedro Manglano.
José Pedro Manglano.

Los lectores de Religión Confidencial ya tuvieron puntual noticia de la aparición de este libro sobre Hakuna. Una acreditada carta de presentación, extra muros, de esta singular realidad eclesial que está causando no poco furor.

Dado que nos encontramos ante uno de los fenómenos eclesiales más atractivos del momento, no podía dejar pasar la oportunidad de poner sobre la mesa algunas cuestiones de forma y fondo de este cuidado trabajo.

La introducción de Manglano 

Y hacerlo sin juicios, ni prejuicios, es decir, “alejado de esa extraña manía que tenemos lo humanos de opinar acerca de todo y de cualquiera, sepamos o no, conozcamos más o menos, hayamos hecho incursiones serias o fiados de chismes de terceros”, tal y como escribe José Pedro Manglano en la introducción.

En este sentido tengo que confesar que uno de los efectos que produce la lectura de este libro es la de preguntarse si lo que aquí se lee corresponde con la realidad.

Es decir, una añadida curiosidad que despierta esta presentación respecto a la realidad de la vida de este nuevo movimiento que, por cierto, sintetiza no pocos de los leit motivs de este pontificado. El primero, aquel bendito “armen lío” de la JMJ de Río.

José María Sánchez Galera 

Quizá lo primero que haya que advertir es que, aunque se diga en la solapa que el autor del libro es José Pedro Manglano, el fundador o iniciador de Hakuna, el libro es factura, en gran y evidente medida, de José María Sánchez Galera.

Se podría decir que está escrito a cuatro manos, o a dos manos y una voz, la de Manglano, o de múltiples voces, los nombres que aparecen, que van ofreciendo contenido a unos capítulos que destacan por su belleza estilística, por su fuerza expositiva y, también, por ciertas notas de cultismo que marcan la diferencia. Por ejemplo, la digresión sobre la forma verbal del aoristo, muy propia de una persona culta, con lecturas por encima de la media, Sánchez Galera, “evangelista” de Hakuna.

"No se puede entender a Dios sin la música"

Hakuna es, digámoslo de una forma atractiva, una propuesta de un Evangelio, o de un cristianismo, no solo 1.0. inicialmente para jóvenes, aunque no sé si solo para jóvenes.

Es una síntesis de las notas de la cultura juvenil, o de una de las culturas juveniles, de hoy, la música, el alcohol –“no beber ni una gota más de las que me permiten amar y estar pensando en los demás”-, la relación grupo-individuo, el emotivismo, la estética, los viajes, la acción...

 

Una propuesta fresca, con lenguaje de una jerga juvenil que se ha consolidado referencial e institucionalmente, “pringados”, “revolcadero” “compartiriados”, “growers up”, “God stop”, Hakuna Hall Meeting, Soul week, mucho inglés,… que tiene como carisma la eucarística, la contemplación en medio del mundo, y que apuesta por la música como vehículo de transmisión de la fe, “no se puede entender a Dios sin la música”, “En Hakuna la fe se aprende cantando y se expresa cantando”, y como contexto cultural de la mentalidad juvenil al uso.

Nuevo existencialismo cristiano

Hakuna es, por lo tanto, fruto de la experiencia cristiana de J. P. Manglano y de los primeros jóvenes que con él fueron a la JMJ de Río 2013, 97, de la parroquia de san Josemaría de Aravaca. J. P. Manglano que fue sacerdote numerario del Opus Dei, hoy diocesano de Madrid. Un proceso que se cuenta en el libro someramente y que genera algunas preguntas añadidas.

Hakuna es también fruto de la experiencia de un cristianismo sociológicamente determinado por una mentalidad arraigada en un estrato de la sociedad. Un cristianismo, alguno diría que burgués, que se ha tomado en serio dar respuesta desde la fe, desde el encuentro con Cristo, al protagonismo de las formas de vida de una postmodernidad que invita a agotar el presente, a succionar lo bueno, lo bello, lo verdadero de la experiencia. Hakuna es nuevo existencialismo cristiano.

Me llamó la atención una referencia del narrador de este libro, en la que pensé cuando llevaba pocas páginas de lectura: la película “El club de los poetas muertos”. Una película en la que se condensa lo más granado del pensamiento posmoderno y su influencia en las jóvenes generaciones, con un trágico final, por cierto, entre otras razones por no haber asumido el sentido de la responsabilidad moral que nace de la experiencia de la naturaleza trascendente de la persona.

El espectáculo forma parte de su vida

Como bien sabemos, la juventud se pasa con el tiempo. El tiempo de Hakuna es aún relativamente corto para las realidades de la Iglesia. Sin embargo, la propia dinámica de gracia, y esto es indudable, ha hecho que se configure con mucha capacidad de atracción, de llamar la atención, de congregar, en torno así, las miradas de no pocos.

Es cierto que en Hakuna el espectáculo forma parte de su vida. Lo llamativo, lo que interpela, lo que atrae la atención, la espectacularización de la realidad que forma parte del sentido de la vida de la juventud, que es siempre explosión, manifestación, preocupación por lo externo. Y al mismo tiempo, búsqueda de autenticidad, de vida interior, de crecer desde dentro y hacia dentro.

Esto quiere decir que en Hakuna hay marketing. Pero no solo ni principalmente marketing. Son especialistas en persuasión, en retórica sectorial, en presentar lo de siempre de forma nueva.

El problema vendría dado si no hay una correspondencia entre lo interior y lo exterior. Tal y como se explica en este libro, no parece que ése sea un riesgo en esta dinámica de una emergente “familia eucarística”, de la centralidad de la eucaristía que es la que construye lo interior, la vida espiritual.

Personalidad jurídica 

Otra cuestión es la dimensión intelectual, sin intelectualismos, que en libro queda en un segundo plano respecto a otras dimensiones de su vida.        

Es cierto que a Hakuna hay que entrar sin prejuicios. Esto significa que hay que aceptar esta realidad no solo tal y como es sino como se está haciendo. Porque una de las impresiones que deja el libro es que Hakuna se está haciendo aún. Y en ese hacerse aún, emerge la cuestión de su personalidad jurídica, pese a que la realidad trascienda con mucho esa dimensión necesaria, subsiguiente.

Hakuna es, por una lado, una asociación privada de fieles, no pública, por cierto. Esto tiene un sentido eclesial, sin duda. Por otro, una “Familia eucarística”, que supongo se desarrollará más. Y también una Fundación que sostiene la estructura, digamos, empresarial de sus productos, que no son pocos.

Sobre todo es una vida, y no parece que quede claro el hecho de que la dinámica de esa vida haya encontrado su traje adecuado.    

Hakuna funciona como una red social

Se dice en el libro que “Hakuna funciona como una red social y no es extraño que chicos y chicas que proceden –y participan- de otros entornos, como parroquias, Comunión y Liberación, Opus Dei, y un largo etcétera, también recen, colaboren y se divierta en Hakuna. Aquí no se pide exclusividad”. Tengámoslo en cuenta aunque no sé si es así entendido por todos. 

En Hakuna no hay planes, o eso dicen. Pero Dios tiene un plan, aquí lo está haciendo. Y no es light, ni mucho menos.

Hakuna. ¡Viva la vida!

José Pedro Manglano

Martínez Roca

Hakuna.
Hakuna.

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