Un filósofo, también cristiano, para nuestro tiempo

Volumen homenaje a Miguel García-Baró, destacado miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

Miguel García-Baró
Miguel García-Baró.

El deber gozoso de filosofar.
Homenaje a Miguel García-Baró.
Agustín Serrano de Haro et alii (eds.)

Es posible que a los lectores no dedicados a la filosofía el nombre de Miguel García-Baró no les suene. Ordinario de filosofía de la Universidad Pontificia Comillas, antes de la Complutense, pensador original donde los haya, formado en la Maguncia de Gerhard Funke, alentador y patrono de la “Escuela de filosofía” de Madrid, -un centro singular que ha hecho las delicias de la formación filosófica no pocos líderes políticos y financieros de nuestro entorno-, es autor de una veintena de libros.

No es, ciertamente, un filósofo que se prodigue en los medios. Y esa es la cuestión, dejar a los medios que nos digan quiénes son los intelectuales rectores del pensamiento y las tendencias es un poco peligroso. Un ejercicio que deja fuera a demasiados. 

Un ejemplo de lo dicho es este volumen homenaje a García-Baró que le han preparado sus amigos y discípulos en la editorial Sígueme, de la que García-Baró es director de una de sus colecciones más destacadas.

Tres generaciones de filósofos 

En este volumen, que aglutina a un par o tres de generaciones de filósofos, tanto españoles como latinoamericanos, el lector percibe la profundidad del pensamiento filosófico del homenajeado, así como sus contribuciones más destacadas al mundo de la filosofía, del pensamiento. Por ejemplo, las peculiares interpretaciones acerca de algunas cuestiones disputadas de la fenomenología que le definen como el más acreditado hermeneuta de los fundamentos teóricos de la obra “Investigaciones lógicas”.

Son muchos los filósofos con los que García-Baró ha dialogado a lo largo de su dilatado magisterio: Heidegger, Rosenzweig, Henry, Levinas, y últimamente Socrates, Platón, Descartes y compañía con traducciones cuidadas.

Uno de los aspectos más destacados del pensamiento del homenajeado, y de este volumen espejo de herencias, es el gusto que impregna la obra de García-Baró por la filosofía misma, por el ejercicio de filosofar, por la búsqueda de la verdad en diálogo privado y público.

Más significativo de la actualidad 

Este volumen plantea otra cuestión de interés para los lectores, que está presentada además en el final de la presentación de Serrano de Haro en forma de pregunta: ¿Estamos ante la obra del filósofo cristiano más significativo en la actualidad, en lengua castellana? Una pregunta que, a fuer de retórica, tiene mucho peso porque, efectivamente, Miguel García-Baró ha tenido presente en su obra la propuesta cristiana y el encuentro de una fe que busca a la razón y de una razón que no le tiene alergia a la fe, sin confusiones, ni complejas mixturas.

Mucho habría que decir de los autores de este volumen, una cuarentena, de las temáticas desarrolladas en torno a la fenomenología, la filosofía de la religión, las relaciones entre ética y política y la idea de la filosofía. Al menos da gusto encontrase con amigos como Rodríguez Duplá, Amengual o Fernández Beites. Pero lo dejo ya en manos de los lectores…

 

Y un último apunte. Miguel García-Baró es ahora destacado miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

El deber gozoso de filosofar

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