Las encrucijadas del perdón

Javier Barraca, profesor titular de filosofía, escribe un libro íntimo y personal sobre la teología del perdón

Javier Barraca.
Javier Barraca.

Este libro, pequeño en el formato y grande en el contenido, es un libro de valientes para valientes. Me explico. El primer valiente es el editor, mi admirado Germán Rueda, que con sus iniciativas librescas está publicando una serie de curiosidades históricas, intelectuales, literarias solo aptas para paladares refinados. 

Lo mismo nos encontramos en el catálogo libros de historia, biografías apasionantes, que autores que siempre hay que tener en cuenta porque nos hablan de lo sustancial de la vida. O noveles, que se quieren abrir con razón un hueco. No voy a poner ejemplos para no ser injusto con los que no cite, pero algunos de los libros, en un formato singular, me han ayudado y sorprendido. 

Pedagogía de Dios 

El segundo valiente es el autor, Javier Barraca, profesor titular de filosofía de la Universidad Rey Juan Carlos. Ha escrito un libro, a medio camino entre el género de novela, ensayo, autobiografía, que sorprende al lector por varias razones.

La primera, por la temática. Para la persona creyente, como es el caso de nuestro autor, el perdón es la pedagogía de Dios para sus hijos, lo que nos quiere enseñar, lo que nos revela de sí mismo. ¿Qué sería del mundo sin esa enseñanza del perdón de Dios? ¿O acaso lo que Dios quiere no es el universo del amor, que es el del perdón que sana las heridas de la naturaleza caída? No hay perdón sin amor, no hay perdón sin relación, no hay perdón sin diálogo. “A la encrucijada del perdón –escribe Barraca- llega siempre quien ama… Hay un momento en que debemos librar la batalla decisiva de nuestro querer, y esto no ocurre fuera sino dentro de cada cual”.

Lo contrario al perdón es el cerramiento y la obstinación del yo, el ego enclaustrado en su conjugación imperfecta de límite, incapacidad de pedir ni de dar, de dar y de pedir. El perdón es un don –como muy bien nos recuerda Barraca- es una gracia, es parte de la generosidad que se convierte en un gran negocio divino y humano, es decir lo más humano por ser lo más divino. 

Teología del perdón 

Lo sorprendente de este libro, que se lee de un tirón, es la sinceridad del autor. Es decir, es el autor que se desnuda y que recuerda y describe la geografía del perdón en su alma. Hasta tal punto que, en las páginas finales, le entra cierta duda y se cuestiona que “quién me asegura que, dado que lo que he consignado por escrito, un texto tan radicalmente íntimo y personal, no vaya a ser violado por la curiosidad ajena, que alguien no llegue a leerlo en alguna desventurada ocasión sin la ternura o el tacto requeridos…”.

Por lo tanto este es un libro para quienes son capaces de esa ternura inevitable cuando se termina de leer. En el trasfondo de la filosofía sobre el perdón, de la teología del perdón, están los escritos de Dostoievsky, María Zambrano o, más de cerca, Alfonso López Quintás.  

No todo son recuerdos en color de rosa. Más bien, hay negros, duros negros, como esas páginas dramáticas de la relación con Dios después del accidente mortal del hermano Javier, o la experiencia del reconocimiento del cadáver por su padre. Y grises, y experiencias con nombres, revelaciones y momentos de ensueño.

El perdón sucede siempre, como diría María Zambrano, en ese rincón “íntimo, secreto, en esa misteriosa oficina donde la alquimia del perdón tiene lugar”.

 

Al fin y al cabo, este libro es una buena oportunidad para que cada lector, cada uno de nosotros, reflexionemos sobre los momentos de la vida en los que hemos, o no, pedido o dado perdón, necesitado del perdón o de perdonar.

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