Cuando la Segunda República quiso “descatolizar” España

El libro de Antonio Fontán "Episodios republicanos" analiza el nivel de conflicto que la cuestión religiosa adquirió en ese período

Antonio Fontán.
Antonio Fontán.

Escribe Antonio Fontán que cuando triunfó la revolución de 1868, el filósofo suizo Federico Amiel escribió al krausista Sanz del Río una carta en la que le decía que los triunfos de los hombres del 68 serán efímeros si no acertaban a “revolucionar las conciencias de los españoles, emancipándoles en materia religiosa”.

Según Amiel, el sentido católico que estaba presente en el alma española, que había inspirado la historia, estaba incapacitando a los españoles para un progreso auténtico.

Hombre clave en la Transición 

¿Por qué se publica ahora este libro (Episodios republicanos de Antonio Fontán) de quien fuera el primer Presidente del Senado en la democracia y un hombre clave en la Transición? ¿Por qué este libro subtitulado “Apuntes sobre religión y política en la II República (1931-19369)?

Porque la historia es maestra de la vida. Si Fontán, político monárquico y liberal, ya tenía escrito lo fundamental de este texto en 1962; si además en 1999 hizo una edición para un grupo de amigos y no lo entregó a una editorial entonces, da la impresión que es porque lo que él pretendía es clarificar desde la historia los riesgos presentes y futuros. Y no despertar la caja de los truenos de las analogías.   

La respuesta de los católicos 

Sin lugar a dudas estos apuntes son claves para entender qué pasó en ese período en lo referido a las relaciones entre la Iglesia y la sociedad, y la política, y los sindicatos, y los intelectuales. Y para analizar cuál fue la respuesta de los católicos. También de la jerarquía, aunque en menor media. En este sentido es muy importante el protagonismo que en el libro tiene la Asociación Católica Nacional de Propagandistas.

Por lo tanto estamos ante un ensayo personal, con tintes autobiográficos, en el que se hace un notable  esfuerzo para explicar cómo la Segunda República fue un serio intento de “descatolizar” España. De ahí las abundantes páginas dedicadas a explicar el nivel de conflicto que la cuestión religiosa adquirió en ese período.

Más que arrojar luces nuevas sobre la cuestión religiosa ofrece un estado de la cuestión. Explica la caída de la monarquía, analiza los sectores sociales e ideológicos implicados en el debate público entre 1931 y 1936 y, por último, da cuenta de los principales acontecimientos políticos a lo largo de los cinco años de la Segunda República.

Guerra cultural 

Un conflicto que hay que relacionar con la guerra cultural que se venía librando desde el sexenio revolucionario y que tenía como contendientes a la Institución Libre de Enseñanza y al Partido Socialista, por un lado, y a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas por otro.

Una confrontación que había despertado una serie de dinamismos en el ámbito de la propaganda, de la opinión pública y de la educación convertidos en empresas colectivas en torno a la definición del proyecto republicano.

 

El minuciosos análisis que hace de la elaboración de la Constitución, de las reformas legislativas, en particular las de carácter laicista como fue la Ley de Confesiones y Congregaciones, que motivaron la reacción de la derecha, representa una aportación que no debe ser desdeñada por la historiografía.

La inquietud religiosa de Fontán fue uno de los recurrentes en sus estudios históricos. Así ocurrió con su libro “Los católicos en la Universidad española”. Y ahora se manifiesta de forma singular en este volumen clarificador sobre un pasado y unas pulsiones que aún no han desaparecido del todo.

Episodios republicanos

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