Un cardenal en la cárcel

En ‘Diario en prisión’, el cardenal George Pell habla del perdón, la búsqueda de la verdad y alerta a los obispos “insípidos” que pueden provocar un “catolicismo contraceptivo”

Card. George Pell.
Card. George Pell.

No sé si hay muchos libros que ahora estén en el mercado tan sobrecogedores como éste. No solo por el hecho de que un cardenal de la Iglesia esté en la cárcel. Y escriba sus memorias sobre lo que le ocurre día a día, que no es poco.

En situaciones límite, decía Karl Jaspers, es cuando se conoce a las personas. Y aquí uno se encuentra con un sacerdote de Jesucristo, un obispo de la Iglesia católica, un cardenal que siempre pretende ayudar al Papa. Un hombre de Dios, de perdón, de reconciliación. Sobre todo, un hombre entregado a la verdad, apasionado por la verdad. Y no solo por defenderse ante las falsas acusaciones. Tengo que confesarles que leer estas páginas, e imaginar, a modo ignaciano, las escenas que relatan, produce, en más de una ocasión, un profundo impacto. 

Un inocente encarcelado injustamente 

Como relata en la introducción George Weigel,  el 7 de abril de 2020, el Tribual Supremo de Australia dictó una sentencia unánime que anulaba la condena de culpabilidad y absolvía al cardenal George Pell de la pena por “abusos sexuales” en el pasado. La sentencia puso en libertad a un inocente encarcelado injustamente.

Todo comenzó con una investigación policial, calificada por el prologuista como “repugnante caza al hombre”. Se sumaron las irregularidades de los juicios, la debilidad de los testimonios, la caótica instrucción, la presión de determinada prensa en contra del cardenal y de la Iglesia. La salida de Pell del Vaticano, en dónde desempeñaba un importante cargo en el ámbito económico, sumo más leña al fuego. ¿Qué relación tiene el caso Pell con el caso Dreyfus? Lo apunto aquí y lo dejo. 

Un gran examen de conciencia 

Este volumen de sus diarios de prisión, el primero, abarca desde el 27 de febrero de 2019, fecha en la que el que fue arzobispo de Sidney es enviado a prisión preventiva hasta el sábado 13 de julio de 2019, XX semanas. En estos diarios de prisión nos encontramos no solo con la vida del cardenal en su celda, en los lugares comunes, en el comedor. Nos topamos con su vida toda. Al fin y al cabo un período de esa naturaleza lo que hace es servir de un gran examen de conciencia.

No es solo interesante la reflexión sobre su espiritualidad, las fuentes de su vida interior, su trayectoria de estudiante, de sacerdote, de rector de seminario, de obispo auxiliar de Melbourne y de arzobispo. Apasiona cómo entiende el mundo, las relaciones entre las personas, el pecado en la vida de los hombres y las mujeres, el perdón, la reconciliación, los grandes temas de la teología, de la predicación, de la vida de la Iglesia.

Y también, por su puesto, sus relaciones con los entornos más inmediatos que le sostienen en esos duros momentos, su hermana, sus sobrinos, los amigos, los sacerdotes, los miles de cartas de una correspondencia, aquí reproducida fragmentariamente, que hablan mucho de la percepción de su caso no solo en la sociedad australiana sino también en la Iglesia. Hay que agradecer, en este sentido, las abundantes notas a pie de página que clarifican las identidades de las personas que se citan.

La actitud de los carceleros 

Sus lecturas de la Biblia de Jerusalén, los rezos del misal y del breviario, en un momento en el que no se le permitía celebrar la eucaristía, las conversaciones con la religiosa que le lleva la comunión, la actitud de los carceleros, son datos y momentos recurrentes en un diario que, a veces, da la impresión de estar escrito no con tinta sino con lágrimas de sangre.

Es cierto que el cardenal Pell escribe de casi todo. Por ejemplo, de las nuevas realidades de Iglesia, de los Neocatecumenales y del Opus Dei con cierta frecuencia, de los sacerdotes, de los religiosos, y de los obispos.

 

Cuando los insípidos guían a los insípidos 

Les pongo un ejemplo. Página 213. Hablando de los sacerdotes y de los frutos en vocaciones sacerdotales de la persecución por la que atraviesa él, y la Iglesia en Australia, escribe: “Aunque necesitamos más, no padecemos una sequía como la de Irlanda, gracias a Dios. Las pruebas demuestran a las claras que la ortodoxia de los obispos, maestros de la tradición católica, con un buen seminario, atraen las vocaciones sacerdotales. Cundo los insípidos guían a los insípidos, surge un catolicismo contraceptivo, sano en apariencia pero incapaz de producir nueva vida”.

Podría seguir reproduciendo más textos de éstos. Pero les invito a leer este libro. Y a no olvidar que, no en vano, el joven sacerote Pell, en sus años de Doctorado en Oxford había estudiado a fondo a Tomás Moro y a John Fisher.

Miren ustedes por dónde…

Diario en prisión.

Card. George Pell

Palabra

Diario en prisión. Card. George Pell.

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