Un Camino de Santiago que hizo historia en el periodismo español

'El Manuscrito de Compostela' de Miguel Ángel Velasco relata la peregrinación  protagonizada por cuatro periodistas españoles

Miguel Ángel Velasco.
Miguel Ángel Velasco.

“Madrid, estación ferroviaria de Atocha. Dos menos veinte de la tarde del 25 de junio, del año del Señor 1964, y que Nuestra Señora la Virgen de Atocha nos asista”.

Así comienza el diario, escrito en un cuaderno de tapas rojas, de una peregrinación al Camino de Santiago protagonizada por cuatro periodistas españoles, cuatro jóvenes alumnos de una de las promociones más singulares de la Escuela Oficial de Periodismo, que eso sí que era una Escuela Oficial de Periodismo y que esos sí que eran alumnos de esta santa compaña.

 Así comienza la historia de una peregrinación a la tumba del Apóstol ahora resucitada por la pluma siempre atractiva, por el saber y el sabor de pasión por la vida de Miguel Ángel Velasco, en esta Manuscrito de Compostela.

Recientes libros sobre manuscritos 

Aclaremos que Miguel Ángel Velasco, periodista en estado puro y maestro de generaciones de periodistas, se nos ha vuelto, en estos últimos años, un arqueólogo de esencias. Sus recientes libros sobre los manuscritos de Antioquía y de Éfeso dan cuenta y razón de lo que significa, al fin y al cabo, ser periodista, aventurero de la palabra, en búsqueda de quien es la Palabra y la Verdad y la Vida y, cómo no, el Camino.

No nos engañemos. En este manuscrito, que es memoria y mucho más que memoria, lo que esos cuatros tenores del noble oficio de contar historias vivieron fue un encuentro en el camino con quien es Camino de sentido y existencia.

Protagonistas 

Pero vayamos por partes, que aún no he hablado de todos los protagonistas. Cuatro nombres que están en el registro de la historia reciente del periodismo español con méritos más que acreditados.

El primero, que era cura ya, joven cura, Manuel de Unciti, padre de la residencia Azorín y hacedor de generaciones de periodistas. Cura dedicado a algo más que la información sobre las misiones, que el periodismo también es una misión social.

Segundo, por un orden desordenado, Juan Caño, actual presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid. Y no necesito decir más. Washington, Londres, Madrid, Berlín…, podría segur citando ciudades, lugares en los que Juan ha ejercido este noble oficio que no conoce fronteras. Ah, en aquella peregrinación era el “fotero” del grupo.

Tercero, Homero Valencia, otro de los periodistas sin los cuales no se entendería la historia de, por ejemplo, RTVE y sus medios, el periódico Pueblo, la misma Asociación de la Prensa.

 

Y Miguel Ángel Velasco, nuestro autor más que in fábula, responsable de la crónica in situ, que se pasó la vida, en la Santa Casa y en el “Alfa y Omega” primigenio, el principio y el fin, siguiendo de cerca de los papas de la época contemporánea, tomando el pulso a la Iglesia, y haciendo que el Evangelio supiera a gloria. 

Por cierto que hay otros protagonistas en esta historia, destacados, destacadísimos, que sorprenderán al lector.

Don Manuel Fraga, Ministro de Información y Turismo, que les dio 25.000 pesetas, de las de entonces, para que dignificaran esta noble profesión. Y Manuel Jiménez Quílez, director general de Prensa, y Manuel Vázquez-Prada, secretario de la Escuela Oficial de Periodismo, que no hay que confundir con la de la Iglesia.

Periodismo en España 

Vamos, que este libro es también lectura obligada para aquellos que quieran saber algo de lo que ha sido el periodismo en España.  Ah, por supuesto, se me olvidaba, Cunqueiro, Álvaro Cunqueiro, que escribió y mucho sobre esa bendita senda.

Esta historia, es decir, este manuscrito, no es solo el diario de a bordo de una peregrinación en el año 1964. Es el diario de un alma, de cuatro almas, al fin y al cabo. Es también una historia de España, de esa España que no se entiende sin las cruces de los caminos, sin las ermitas, las iglesias, las catedrales, sin los posaderos, sin los guardias civiles, sin las señoras de los pueblos, sin los curas de aldea, sin las jóvenes italianas que hacen también el camino, sin lo que convierte grande a una nación, aun pueblo, su gente, su historia, sus vidas, las personas.

¿Qué convierte grande a la Iglesia? Lo pequeño, los detalles en el camino, la compañía de vida. 

Un apunte más. El Camino, así con mayúsculas, es decir, el de Santiago, como todos los caminos que se recorren con el alma, cambia la vida . Y eso se nota en quien ha escrito este Manuscrito y en sus compañeros, colegas, sobre todo amigos del alma.

Cincuenta y siete años después, con nosotros están Juan Caño y Miguel Ángel Velasco. Ellos, Juan también con su sentido prólogo, dan fe de esta historia ejemplar que ha marcado la historia.

No se la pierdan.

El Manuscrito de Compostela

Miguel Ángel Velasco

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Portada del libro.
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