El precio de la transparencia: La destitución del presidente del banco del Vaticano

La destitución Ettore Gotti Tedeschi, presidente del banco del Vaticano, parecía poner en preaviso a los observadores vaticanos para lo que ocurriría días después.

La primera ficha que se movió visiblemente en el Vaticano antes de que comenzara esta cascada de intrigas y arrestos fue el jueves pasado. El consejo de dirección del banco del Vaticano, el Ior (Instituto de Obras de Religión) tenía pensado presentar una moción de censura a su presidente, Ettore Gotti Tedeschi, por no cumplir satisfactoriamente algunas de sus funciones, por no informar de las actividades que realizaba el Instituto y por mostrar falta de prudencia al realizar comentarios relacionados con el Ior. Sin embargo, Gotti Tedeschi se adelantó y por eso presentó su renuncia antes.

El comunicado que envió la Sala Stampa explicando la situación en el banco del Vaticano daba una bofetada de guante blanco a Gotti Tedeschi; exponía de manera positiva y delicada las razones por las que destituyeron a su presidente y las características que tendrá que tener quien ocupe su cargo: “El consejo ya está buscando un nuevo y excelente presidente que ayude al Instituto a retomar eficaces y amplias relaciones entre el instituto y la comunidad financiera basadas en el muto respeto de estándares bancarios aceptados internacionalmente”.

Pasados unos días Gotti Tedeschi aseguró que calla muchas cosas por no hacer sufrir al Papa y por lealtad; “Me debato entre el ansia de explicar la verdad y no querer turbar al Santo Padre con estas explicaciones. Mi amor por el Papa prevalece sobre el otro sentimiento y también sobre mi reputación”. Durísimas declaraciones que muestran sólo la punta del iceberg que hay dentro de los muros vaticanos.

El ex presidente está siendo investigado por la Fiscalía de Roma desde 2010 por dos casos de presunto lavado de dinero ya que realizó ambas operaciones sin revelar el nombre de los clientes. Aunque también es cierto que precisamente antes de que acabara ese año cuando se instituyó la “Autoridad de información Financiera” para que el Vaticano entrara en la llamada 'white list' de países que respetan las normas contra el lavado de dinero, con la que colaboró siempre.

No se sabe si ahora Gotti Tedeschi está pagando el precio de la transparencia y se ha ahogado con sus propias manos. Y es que el Ior es un banco muy particular, porque sus clientes son diócesis, órdenes religiosas, departamentos del Vaticano y empleados de la Santa Sede, por lo que sus beneficios se destinan a obras de caridad.

Han pasado algunos días y aunque el portavoz de la Santa Sede, el sacerdote Federico Lombardi, asegura que el arresto del mayordomo y la destitución de Gotti Tedeschi no están relacionados, a ojos del resto del mundo parecen si estarlo. Y es que muchos de los documentos filtrados provenían del Ior y muchos dedos señalaron a Gotti Tedeschi como primer sospechoso. El arresto del mayordomo del Papa en posesión de documentos confidenciales y su retención en una de las tres celdas del vaticano, a pocos metros del tribunal de justicia ponen el escenario de una verdadera novela y para la que todavía quedan meses,-esperemos que no años-, para saber el final.

 

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