El papa de los detalles

Francisco se ha ganado a la opinión pública por la cercanía y naturalidad que muestra con quienes están a su lado. Da igual que sean los peregrinos que vienen de todas partes del mundo o los grandes políticos, a todos trata con el mismo cariño.

Y las audiencias generales de los miércoles son una muestra continua de esos detalles. Francisco pasea en el papamóvil durante unos 30 minutos antes de comenzar la audiencia. Saluda a todos levantando el pulgar, un gesto poco usual en los papas, pero a él no le importa. Le basta para acercarse a quienes han venido a verle. Besa a los niños que los guardias de seguridad le acercan e incluso hace que se pare el papamóvil para bajarse a bendecir a quienes a enfermos o personas con discapacidad. Quiere hacer llegar el cariño del Papa a todos y cada uno de ellos.

Hoy, mientras que hacía el tradicional recorrido entre las más de 50.000 personas que llenaban la plaza de San Pedro, una mano de un peregrino le acercaba un solideo, el pequeño gorrito blanco, que los italianos llaman zucchetto. El Papa tomó el solideo que el peregrino le ofrecía y a cambio, con un sencillo gesto, le dio el que llevaba puesto dejando perplejos no solo al cuerpo de seguridad, a quién hace hacer horas extra, sino a todos los presentes. Algo similar ocurrió hace unos días en una audiencia privada. El Papa recibió a los miembros de la Papal Foundation, una fundación que recauda dinero para las obras de caridad del Papa. Algunos de los miembros pasaron a saludar al Papa. Un matrimonio americano le llevaba como regalo un solideo blanco. En inglés le dijeron a Francisco que era un regalo y que si quería se lo podía poner. El cardenal de Washington, Donald Wuerl, intervino y amablemente les dijo -sin preguntar al Papa, que no había entendido la petición- que muchas gracias, pero que no era posible. Viendo lo que sucedía, Francisco pidió al cardenal Wuerl que le tradujera lo ocurrido y sin mediar palabra, tomó el nuevo solideo y se lo puso, regalando el viejo a este matrimonio.

Igual que la semana pasada cuando vino a visitarle su equipo de fútbol, los 'cuervos' de San Lorenzo y al saludarlos en la audiencia general dijo -divertido- "esta visita es muy importante". O durante su encuentro con Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, a quien recibió diciendo un sencillo: "Gusto en encontrarla". Le regaló una copia del Documento de Aparecida, del que Francisco fue uno de los principales redactores, al entregárselo, haciéndose cargo de que quizás la lectura de todo el documento fuera demasiado para la presidenta de Brasil, le dijo "Así puede mirar los temas que le interesan, no tiene que leerlo todo".

Pequeñas muestras de cercanía que dejan atrás el rígido protocolo vaticano. Algo que no significa, sin duda, falta de educación o respeto. Sino precisamente lo contrario, cercanía y amabilidad en los detalles dentro de un trato exquisitamente educado que hace más amable el rostro del Sucesor de Pedro.

@blancaruizanton

 

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