El 'efecto Francisco'

Tras dos meses del nuevo Papa al frente de la Iglesia el modo de hacer y de expresarse de Francisco han traído nuevos aires tanto dentro como fuera del Vaticano.

Dicen que en los últimos meses más gente se confiesa, los sacerdotes pasan más horas en los confesionarios y que poco a poco en las misas se va notando una mayor participación. Son cambios que en los últimos dos meses se han notado en algunas parroquias alrededor del mundo. Cambios muy probablemente motivados por la llegada del Bergoglio style al Vaticano. Un estilo que ahora se ha convertido en una verdadera revolución: La revolución de Francisco, el Papa que habla claro.

A las religiosas les advierte que no pueden "ser solteronas", a los sacerdotes que cuidado con convertirse en unos "trepas", a los políticos que el dinero se ha convertido en el nuevo becerro del oro al que se adora y a los fieles les advierte que hay cristianos de salón, acomodados, para los que la Iglesia es una niñera porque esperan que el sacerdote les diga qué hacer y qué no. Más claro que el agua. Y así todos los días, en todos los encuentros y homilías, como un goteo constante y diario que comenzó el mismo día de su elección y que ahora se ha convertido en un torrente que llega hasta las parroquias y los confesionarios del mundo.

Y es que las comparaciones, las frases y las reivindicaciones de Francisco son ingeniosas, claras, visuales y sobre todo contundentes. Durante el encuentro con los nuevos movimientos en la Plaza de San Pedro este fin de semana. Además de darle las gracias por todo lo que hacen, a las más de 200.000 personas presentes les pidió también un favor: "Por favor, no nos encerremos en nosotros mismos en la parroquia, en el movimiento". Y es que precisamente la revolución de Francisco pasa por sacudir las conciencias adormecidas o tranquilas -en el peor de los sentidos- hablando con cariño, con respeto pero sin pelos en la lengua.

Y sorprendentemente, a pesar de ser así de claro y de directo su luna de miel con los medios continúa. Francisco o es plato de gusto de todos los periodistas, pero sin embargo, más o menos afines, todos le respetan. Quizás precisamente porque habla claro, duro y es exigente. Pero se trata de una exigencia y de una opción por los pobres que vive en primera persona y que empieza por él mismo. Una sacudida, un tirón de orejas para despertar. Porque la revolución de Francisco se puede decir más alta, pero no más clara.

@blancaruizanton

 

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