El consejo de los ocho

Justo un mes después de su llegada al Vaticano, Francisco ha comenzado con la esperada reforma de la Curia, de una manera totalmente inesperada. Ha instituido un consejo de ocho cardenales de su entera confianza para que le asesoren en los cambios necesarios que se deben realizar en el interior de la maquinaria del Vaticano.

"Los papas pasan, pero la Curia queda", dice un curioso dicho vaticano. Y es que a lo largo de los años la estructura interna del Vaticano ha ido aumentando a un ritmo descomunal, convirtiéndose en una maquinaria ingobernable. Al llegar a la Sede de Pedro, Francisco supo que la reforma de la Curia era uno de los puntos absolutamente prioritarios. Y así lo ha hecho. Treinta días después de su elección ha instituido una comisión de ocho cardenales para que le ayuden en la que probablemente será una de las tareas más importantes de su pontificado.

El día anterior a esta noticia el Papa se reunió con los casi 300 trabajadores de la Secretaría de Estado durante unos 50 minutos. Una visita inesperada, privada y más larga de lo habitual a la que se conoce como 'la Secretaría del Papa'. Según el comunicado oficial del Vaticano el Papa mostró su "sincera y cordial gratitud por la acogida que le han dado y por el trabajo que han desarrollado en los últimos meses. Un servicio impagable de todos los miembros de al Secretaría de Estado". El cardenal Tarcisio Bertone, como actual secretario de Estado se encontraba entre los presentes.

Y un día después, Francisco dio la noticia. El jesuíta con corazón franciscano, siguiendo las indicaciones que surgieron en las reuniones previas al cónclave hizo público el consejo de los ocho. Los ocho cardenales que le ayudarán y aconsejarán en esta reforma decisiva y que comienza por la revisión de la Constitución Apostólica Pastor bonus sobre la curia romana. Cardenales de los cinco continentes para representar la universalidad de la Iglesia y coordinados por el hondureño y salesiano, Óscar Rodríguez Maradiaga y como secretario de esta comisión Marcelo Semeraro, obispo de Albano.

Los otros siete integrantes son: Giuseppe Bertello, Presidente del Governatorato de Estado Ciudad del Vaticano, que pone el toque curial a este grupo de ocho elegidos. Francisco Javier Errázuriz, arzobispo de Santiago de Chile, Oswald Gracias, de Bombay, Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, Alemania. Laurent Monsengwo Pasinya, de Kinshasa (República Democrática del Congo). Sean Patrick O'Malley, capuchino y Arzobispo de Boston también está en este grupo. O'Malley recuperó la imagen de la diócesis de Boston tras graves casos de a usos sexuales, vendió la residencia del obispo de la ciudad y se trasladó a una habitación en uno de los seminarios. George Pell, de Sidney, Australia.

Desde el pasado sábado el Papa está en constante comunicación con estos cardenales que no tienen poder decisional sino tan sólo de consejo para Francisco. La duda que surge ahora es si los cambios esperarán a la primera reunión que será del 1 al 3 de octubre, -especialmente el nombramiento del nuevo secretario de Estado Vaticano- o si se sucederán poco a poco.

Octubre, sin duda queda un poco lejos, pero que Francisco lo haya decidido así hace pensar que esta reestructuración de la Curia pretende ser seria, profunda y duradera. Y es que en esta ocasión también podría aplicarse el dicho "el Papa pasa, pero la Curia -ahora reformada- queda".

@blancaruizanton

 

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