Un congreso sobre la familia en Suecia

El matrimonio no es solo un medio de salvación para los casados, sino para toda la sociedad. Lo recordó ayer Benedicto XVI en un mensaje a los participantes en el Congreso sobre la familia que se celebrará en Jönköping, Suecia, a finales de este mes.

El Santo Padre se refirió al mensaje de alegría que deriva del don que Dios otorga con la vida matrimonial y familiar, porque “nos permite experimentar algo del amor infinito que une a las tres divinas personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo”.

Tras resaltar que los hombres y mujeres, creados a imagen y semejanza de Dios, están hechos para amar, el pontífice afirmó que de hecho, “en lo profundo de nuestro ser, anhelamos amar y ser amados”.

En este contexto, el Papa hizo hincapié en que el matrimonio “es un verdadero instrumento de salvación, no sólo para los casados, sino para toda la sociedad”. Conviene recordar aquí que el servicio de la sociedad a la familia se concreta en el reconocimiento, respeto y promoción de los derechos de ella, lo cual requiere auténticas políticas familiares para afrontar las necesidades que derivan de los derechos de la familia como tal.

El Santo Padre también recordó las exigencias del matrimonio, que como cualquier objetivo que vale realmente la pena, supone “estar dispuestos a sacrificar nuestros propios intereses por el bien del otro. Obliga a la tolerancia y al perdón e invita a cuidar y proteger el don de vida nueva”.

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Se trata en definitiva de una tarea ardua pero necesaria para la felicidad de los cónyuges, siendo asimismo necesario -según el Papa- promover el aprecio y la adecuada comprensión “del bien inestimable que el matrimonio y la vida familiar ofrecen a la sociedad”.

Por Alfonso Bailly-Bailliére