El arzobispo católico de Moscú denuncia la entrega de un templo católico a los ortodoxos

El arzobispo Paolo Pezzi, metropolita de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú, ha denunciado recientemente el proyecto de ley de la Duma de Kaliningrado que establece la entrega de quince edificios “religiosos” a la Iglesia Ortodoxa Rusa del Patriarcado de Moscú, entre ellos una Iglesia católica reclamada desde hace más de veinte años por la comunidad católica.

La Iglesia Católica de la Sagrada Familia de Kaliningrado había sido solicitada por los católicos desde los años 80, en los que ya se congregaban para rezar alrededor del templo. Posteriormente, en los años 90, a pesar de que el edificio continuaba perteneciendo oficialmente a la Filarmónica, se permitía a los católicos celebrar la Santa Misa. La última vez que se celebró fue en el año 2000.

Hace cuatro años, cuando los católicos pidieron de nuevo poder celebrar, cuenta un sacerdote católico, la filarmónica les exigió pagar 3.000 dólares por arrendar el edificio durante tres horas. En mayo de este mismo año, el actual arzobispo católico de Moscu volvió a solicitar el edificio. Los católicos han seguido rezando alrededor de la Iglesia hasta el momento presente.

Ante la flagrante injusticia de estos hechos, el arzobispo Paolo Pezzi hizo público un comunicado oficial -que siendo escrito en ruso solo se había difundido dentro del país-, protestando por el atropello, pidiendo que se reconsidere la decisión tomada y anunciando que tomará las medidas legales que correspondan en los tribunales locales e internacionales. Además se lamenta de que la postura que ha tomado en este asunto el Patriarcado de Moscú “va a causar un daño irreparable en las relaciones interconfesionales”, que se han construido no sin éxito, a pesar de las grandes dificultades de los últimos años.

Por su parte, el Patriarcado de Moscú, cuya postura oficial es que no se pueden dar a la Iglesia Ortodoxa edificios provenientes de otras confesiones, ha manifestado que en este caso la situación es distinta porque corresponde a los intereses de los habitantes de la región. Posteriormente, el Patriarca Kirill hizo público un comunicado agradeciendo al gobernador de Kaliningrado la entrega de los edificios, pero en ese comunicado no hace ninguna referencia a la protesta del arzobispo católico Pezzi.

El proyecto de ley fue elaborado “con las más sofisticadas técnicas del trapicheo, en secreto”, escribe monseñor Pezzi en el comunicado de protesta. “Por supuesto, no ha habido la mas mínima intención de realizar ningún debate publico. Pero es que, además, ni siquiera se ha consultado a las partes interesadas, es decir a las organizaciones religiosas rusas no pertenecientes al Patriarcado Ortodoxo de Moscú”.

El arzobispo de la archidiócesis de la Madre de Dios en Moscú lamenta también “otro hecho triste”: muchos de los comentarios y observaciones en los medios de comunicación acerca de la transferencia de la propiedad de estos edificios religiosos al Patriarcado de Moscú, contienen signos claros de “incitación al odio nacional y religioso y causan un daño considerable a la unidad del gran estado multinacional que es Rusia”.

A pesar de todo eso, concluye, “no quisiera perder la esperanza de que a aquellos a quienes Dios y el pueblo ruso han encargado impartir justicia y legalidad, es decir, los hombres del Estado y de la Iglesia, encuentren las fuerzas y la capacidad necesaria para afrontar una situación tan cargada de consecuencias como es esta de Kaliningrado. Todo por culpa de algunos funcionarios poco sabios y con una deficiente formación, que han actuado con un celo irracional, y también de quienes les han incitado a la imprudencia o les han animado con su silencio”.

Por Alfonso Bailly-Bailliére

 

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