El Sínodo no es el de los medios

El balance de la primera semana de la Asamblea extraordinaria del Sínodo de los Obispos es positivo, a pesar de que algunos medios han buscado “construir” un Sínodo “ficticio”.

En primer lugar, algunos colegas habían pronosticado conflictos entre Cardenales, en concreto entre las posturas de Kasper y Müler, y además presentan los conceptos de “misericordia” y de “justicia” como mutuamente excluyentes, cuando en realidad componen una balanza equilibrada.

Otros aseguran que “no hay transparencia” cuando el único cambio es que los periodistas no recibimos síntesis de las intervenciones de cada padre sinodal –que por cierto era motivo de malas interpretaciones- . En realidad muchos consideramos que la información es adecuada: cada día se han indicado claramente quienes han intervenido, los temas que han abordado y muchas de las posiciones y propuestas que han surgido.

Esta información se ha transmitido oralmente en ruedas de prensa -que se pueden seguir también en línea- y una síntesis de éstas se han difundido a través de comunicados de prensa detallados, algunos incluso traducidos del italiano al inglés y español. Pero hace falta “tomarse la molestia” de leer y trabajar los contenidos por lo que algunos han optado por seguir superficialmente el debate.

Por otro lado, es una pena que un Sínodo rico en contenidos se ha convertido para algunos en “monotemático”. No se habla a menudo de los diferentes desafíos pastorales de la familia, sino del caso de los divorciados y vueltos a casar, un tema que sin duda es de interés, pero que no es el único importante dentro de las discusiones.

En esta línea, hace un par de días conversaba con el Arzobispo de Viena (Austria), el cardenal Christoph Schönborn, quien me comentaba abiertamente y con sencillez que sus padres están divorciados por lo que sabe en primera persona el sufrimiento de los hijos cuando un matrimonio se rompe. 

Al respecto, Schönborn me precisaba que sería interesante ampliar el "panorama mediático” porque lamentablemente parecería que el único tema en la pastoral es el de los divorciados y vueltos a casar cuando en realidad el Sínodo se interesa también por muchos, entre ellos, las parejas que continúan juntas a pesar de atravesar fuertes dificultades, en los hijos de los padres que se separan y sobre todo en los “viudos del divorcio”, que son las personas que han sido abandonadas injustamente.

Otro aspecto que ha permitido el intercambio fluido ha sido sin duda la invitación del Papa a hablar con libertad y escuchar con humildad, así como también que ha sido instituido como idioma oficial el italiano -y no el latín- que era un gran impedimento para muchos purpurados. 

Una última cuestión a resaltar que me han repetido numerosos padres sinodales es el clima de fraternidad en esta primera semana de Congregaciones generales que, en opiniones de muchos, ha sido resultado de la misma actitud del Pontífice: llega antes  del comienzo al Aula Nueva del Sínodo para saludar los participantes, durante el descanso charla con sencillez con quien se acerca mientras bebe una naranjada y en general precisan que está siendo cercano a todos.

 

Durante esta segunda semana el cardenal Erdo presentará la relación después de la discusión (Relatio post disceptationem) un documento que propondrá interesantes reflexiones pastorales, los 253 miembros sinodales trabajarán en círculos menores que permitirá preparar un documento sinodal que será presentado el sábado 18 de octubre. Por último, esta primera fase del Sínodo concluirá el domingo 19 de octubre con la beatificación del Papa Pablo VI, quien clausuró el Concilio Vaticano II e instituyó precisamente el Sínodo de los Obispos.

@mercedesdelat


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