El Papa Francisco y la pena de muerte

El Papa ha abordado con palabras claras temas de interés social como la pena de muerte, la condena perpetua, la tortura, la encarcelación y la trata de personas. Lo ha hecho en ocasión de la audiencia concedida este jueves a una delegación de la Asociación Internacional de Derecho Penal recibida en audiencia en la Sala de los Papas del Palacio Apostólico.

Sobre la pena de muerte, Francisco ha recordado que San Juan Pablo II la condenó en varias ocasiones, por ejemplo en Evangelium Vitae y en el Catecismo de la Iglesia Católica y ha precisado que “es imposible imaginar que hoy los Estados no puedan disponer de otro medio que no sea la pena capital para defender del agresor injusto la vida de otras personas”.

En esta línea, ha asegurado que “todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados a luchar no sólo en contra de la abolición de la pena de muerte, sea legal o ilegal, y en todas sus formas...” y ha reiterado que los argumentos contrarios a la pena de muerte son muchos y bien conocidos.

Entre ellos, el Papa ha destacado que la Iglesia ha mencionado “la posibilidad de la existencia del error judicial y el uso que hacen los regímenes totalitarios y dictatoriales, que la utilizan como instrumento de supresión de la disidencia política o de persecución de las minorías religiosas y culturales, todas víctimas que por las respectivas legislaciones son delicuentes”.

Por otro lado, el Obispo de Roma ha afrontado el tema de la cadena perpetua  y ha recordado que en el Código penal del Vaticano la cadena perpetua no existe más. “La cadena perpetua es una pena de muerte escondida”, ha indicado.

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Asimismo, ha alertado a los juristas a no caer en la lógica del “chivo expiatorio”, es decir, del individuo acusado injustamente de las desgracias que afectan a una comunidad y por ellos sacrificado, y de rechazar la creencia según la cual la sanción penal consigue beneficios que requerirían, en cambio, la implementación de políticas sociales económicas y de inclusión social.

En cambio, el Papa los ha animado a basar todos los sistemas de justicia en el principio pro homine (a favor del hombre) para respetar la dignidad y derechos de la persona humana, sin discriminaciones y sin omisiones que podrían suponer en ciertos casos, como en la trata de personas, una forma de complicidad.

Twitter: @mercedesdelat