El Papa Francisco sobre los Santos y difuntos

“La muerte no es la última palabra sobre el destino humano”, ha asegurado el Papa Francisco en ocasión de la reciente fiesta de los Santos y el día de los muertos.

Tres días intensos en los que el Papa ha presidido dos rezos de Angelus en la Plaza de San Pedro, ha visitado el cementerio romano ‘el verano’ en donde celebró una Misa, ha rezado en las grutas vaticanas ante las tumbas de los Pontífices y preside este lunes 3 de noviembre la Celebración Eucarística en sufragio de los Cardenales y Obispos fallecidos durante este año.

Durante el Angelus del 1 de noviembre el Papa retomó la ‘Jerusalén celeste’ del Evangelio para pedir por Tierra Santa en donde invitó a todos “a rezar para que la Ciudad Santa, querida por los judíos, cristianos y musulmanes, que en estos días ha sido testigo de diversas tensiones, pueda ser siempre más signo y anticipación de la paz que Dios desea para toda la familia humana”.

Por la tarde en la fiesta de todos los Santos, el Pontífice abandonó el Vaticano para dirigirse en coche al cementerio de Roma llamado ‘el verano’, ahí celebró la Misa ante numerosos fieles de la capital italiana y durante la ceremonia se expusieron también las reliquias de los dos Papas recientemente canonizados –Juan XXIII y Juan Pablo II-. Durante la Misa también se realizaron oraciones especiales por los cristianos perseguidos por causa de la fe, por los pobres, los que sufren y por los que no tienen esperanza.

En su homilía, Francisco ha utilizado palabras fuertes al asegurar que “el hombre se ha adueñado de todo, se cree Dios, se cree el Rey” porque “las guerras continúan” para destruir “es la industria de la destrucción”, ha remarcado.

En el día de Todos los Santos, el Papa ha animado a pensar en “los santos desconocidos. pecadores como nosotros, peor que nosotros, pero destruidos” a esta tanta gente que viene de la gran tribulación.

En esta línea, el Papa ha animado que la actitud de las bienaventuranzas es la vía para quien quiere caminar hacia el Padre “en este mundo de devastación, en este mundo de guerras, en este mundo de tribulación” y ha explicado que “solamente este camino nos llevará al encuentro con Dios. Solamente este camino nos salvará de la destrucción, de la devastación de la tierra, de la creación, de lo moral, de la historia, de la familia, de todo”.

Al día siguiente, en la Solemnidad de todos los fieles difuntos, el Papa ha precisado en el Ángelus dominical que la fiesta de los Santos y el día de los muertos están unidas entre ellas como “la alegría y las lágrimas” y ambas “encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de nuestra fe y de nuestra esperanza”.

Posteriormente, el Obispo de Roma ha pedido recordar “a todos, también aquellos que nadie recuerda: las víctimas de las guerras y de las violencias, tantos pequeños del mundo aplastados por el hambre y por la miseria. Los hermanos y hermanas asesinados por ser cristianos y cuantos han sacrificado su vida por servir a los demás” y ha subrayado “la certeza que la muerte no es la última palabra sobre el destino humano, porque el hombre no está destinado a una vida sin límites, que tiene su raíz y su cumplimiento en Dios”.

Por la tarde del 2 de noviembre, Francisco ha ido a las grutas vaticanas y ha realizado una visita privada para rezar ante las tumbas de los sucesores del ápostol Pedro y este lunes 3 de noviembre celebra a las 11.30 horas la tradicional Misa en sufragio por los Cardenales y Obispos fallecidos durante este año que se realiza en el interior de la Basílica de San Pedro en el Altar de la Cátedra.

 

@mercedesdelat

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