Instituto Pontificio Juan Pablo II: “Francisco no defiende dar la comunión a las parejas no casadas por la Iglesia”
Anuncian un ‘Vademecum’ sobre la encíclica ‘Amoris Laetitia’, escrito por varios profesores, donde se ofrecen guías para las familias
El Papa Francisco inauguró hace dos semanas el curso académico del Instituto Pontificio Juan Pablo II para estudios sobre el matrimonio y la familia. Esta entidad fue fundada por el mismo san Juan Pablo II y a ella pertenecen académicos, sacerdotes y profesionales del mundo de la psicología, el derecho, sociología, medicina y otras disciplinas.
El objetivo de este Instituto Pontificio es ofrecer a la Iglesia católica una formación e investigación sobre la verdad del matrimonio y la familia, basada en métodos científicos con el fin de instruir a laicos, religiosos y sacerdotes para que ejerzan su ministerio pastoral y eclesial de manera más adecuada y eficaz.
En su discurso, el Santo Padre les invitaba a “arrancarles a las nuevas generaciones la resignación y reconquistarlas a la audacia de este proyecto”, del matrimonio y la familia. “Creo que el Papa nos invita a continuar en la línea abierta por Juan Pablo II, el Papa de la familia. Más que introducir cambios, creo que se trata de profundizar en el legado de nuestro fundador, que supo con clarividencia acercarse a las nuevas generaciones”, explican profesores del Instituto a Religión Confidencial.
En opinión de estos profesores, el Papa Francisco les invitaba también a poner en el centro, “de nuevo, el evangelio del matrimonio y la familia y el gran don que Dios nos ha entregado en él. El matrimonio indisoluble, como nos repite Francisco, no es un peso, sino un gran regalo. El gran desafío está precisamente en la grandeza del don que se ha dado a cada familia. Esta me parece es la tarea que el Papa nos encomienda”.
En las palabras dirigidas por Francisco a este Instituto, reconoció que a veces en la Iglesia “hemos presentado un ideal teológico del matrimonio demasiado abstracto”, haciendo que “no sea deseable y atractivo, sino todo lo contrario”.
Para los profesores del Instituto es verdad que, en ciertos momentos, la teología moderna ha sido ingenua con respecto a la sexualidad y al matrimonio. “Se ha pensado que la sexualidad estaba libre de enigmas y también de caídas. Este optimismo ingenuo se respiraba sobre todo después del Concilio Vaticano II. Cuando uno concibe así la sexualidad, sin entrar en su drama, acaba presentando un ideal abstracto que no tiene en cuenta la debilidad del hombre y, por tanto, la necesidad de la ayuda de Dios”.
Interpretaciones de Amoris Laetitia
Respecto al polémico punto de si los divorciados vueltos a casar civilmente, en una relación estable, pueden recibir la Eucaristía, desde este Instituto declaran: “Hay obispos que están afirmando que es posible recibir la comunión a personas que viven en una relación sexual estable con alguien que no es su cónyuge. Pero hay que distinguir que la relación de dos divorciados no es una relación conyugal, no son cónyuges, aunque tengan hijos comunes. Estas afirmaciones de hecho no se encuentran en Amoris Laetitia, que afirma claramente que el vínculo conyugal es indisoluble”.
En relación a la ambigüedad de la Amoris Laetitia del Papa Francisco, desde el Instituto aseguran que ciertamente “hay algún texto (la nota 351) que podría dar lugar a que estas personas pudieran recibir la Eucaristía, pero no es un texto claro, de hecho, ha recibido interpretaciones diversas”.
Concluyen entonces que “frente al magisterio claro y establecido de Juan Pablo II y Benedecto XVI, que se basa en la Escritura y en la tradición de la Iglesia, y que se apoya sobre razones doctrinales, si hay un texto como el de Amoris Laetitia que se abre a distintas interpretaciones, solo cabe una lectura de acuerdo con el texto claro anterior, y no en su contra. Quienes defienden que es posible la comunión a quien sigue teniendo relaciones sexuales con alguien que no es su cónyuge, hay que decirles simplemente que su opinión no tiene apoyo en los textos magisteriales del Papa Francisco. Si quieren mantener lo contrario, recae sobre ellos la carga de la prueba”.
Abierto a la novedad
El Instituto Pontificio Juan Pablo II reconocen que quien enseña matrimonio y familia tiene que estar siempre abierto a la novedad: la novedad del Evangelio de Jesús, la novedad de la situación de los hombres de hoy, con todos sus problemas y “la novedad a la que Francisco nos invita que es la de escuchar la situación cambiante, y sobre todo la novedad de la gracia de Dios que ofrece siempre frutos nuevos en la vida de las familias”.
En este sentido, desde esta academia pontificia se piensa que es decisivo fomentar las prácticas familiares y la cultura familiar, “porque no es bueno que la familia esté sola; se abre también ante nosotros la tarea de evangelizar la intimidad sexual, mostrando la conveniencia humana de la propuesta cristiana sobre el matrimonio y la familia. Enseguida publicaremos también un Vademecum sobre Amoris Laetitia, escrito por varios profesores del Instituto, donde se dan guías para ofrecer un camino fecundo a las familias”, anuncian.