Europa no se entiende sin las raíces cristianas

El miércoles pasado, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone y el presidente del consejo de ministros italiano, Silvio Berlusconi, coincidieron en la inauguración de una muestra en la sede del Palacio Venecia en Roma, titulada “El Poder y la Gracia. Los santos patronos de Europa”.

Berlusconi llegó a la cita con media hora de retraso debido a que había convocado previamente un consejo de ministros extraordinario para comentar la decisión de la Fiscalía de Milán, que se había pronunciado esa misma tarde. Los jueces establecieron que la ley que otorga inmunidad a los cuatro altos cargos del Estado es inconstitucional porque viola la igualdad de los ciudadanos ante la ley.

Durante la visita a la exposición, Berlusconi dio la sensación de que no había pasado nada, al menos supo actuar como un político “experto” en situaciones críticas y mantuvo la calma y la sonrisa en todo momento, según contaban las personas que le acompañaban. Incluso se permitió bromear con el cardenal Bertone al observar que en la muestra no había un cuadro de San Silvio.

La muestra reúne obras de incalculable valor de autores como van Eyck, Guercino, Caravaggio, El Greco, van Dyck, el Mantegna, Tiziano, Tièpolo, Murillo, y códices y orfebrería, que documentan el precioso patrimonio de los santidad europea y universal, presentando una relación bien articulada entre el poder temporal y la autoridad espiritual.

El visitador, al pasar por las salas del palacio recorre las diez secciones en que está dividida la exposición, y atraviesa los momentos principales de la historia europea, desde los primero mártires de la Roma imperial hasta el siglo XX.

Es interesante poner de relieve que el gran “Fresco” hagiográfico de Europa está formado por 70 santos y santas que son patronos de otros tantos pueblos, mientras la protección de todo el continente está confiada a seis grandes modelos espirituales: san Benito de Nursia, los santos Cirilo y Metodio de Tesalónica, santa Brígida de Suecia, santa Catalina de Siena y Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).

Al destacar la biografía de los santos patronos se hace hincapié en que en muchas ocasiones han acompañado a los pueblos europeos en los momentos difíciles o exaltantes de su historia y han aportado su contribución fundamental a la identidad espiritual, moral y cultural de la misma nación. Por ese motivo, no se puede entender Europa si se cortan las raíces cristianas de su cultura y de su tradición.

Por Alfonso Bailly-Bailliére

 

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