Benedicto XVI recomienda más sobriedad en las Primeras Comuniones

Pidió que sean "celebraciones sobrias" para evitar las distracciones en ese día tan especial.

El mismo Benedicto XVI ha contado en varias ocasiones cómo fue ése día tan especial. La Primera Comunión del Papa fue un domingo de marzo de 1936. Eran 30 niños del pequeño pueblito de unos 500 habitantes de su Baviera natal. Según ha contado, el recuerdo más fuerte de ese día, a pesar del paso del tiempo, es que "comprendí-dice el Papa- que Jesús entraba en mi corazón y me visitaba precisamente a mí".

El pequeño Joseph entendió, sin ser todavía el eminente teólogo que llegaría a ser, que "comenzaba una nueva etapa de mi vida, aunque tenía 9 años -asegura Benedicto XVI- y que era importante permanecer fiel a ese encuentro, a esa Comunión. Prometí al Señor: "Quisiera estar siempre contigo" en la medida de lo posible, y le pedí: "Pero, sobre todo, quédate tú siempre conmigo". Así fue la primera vez que ahora Sucesor de Pedro recibió la Comunión.

El Papa ha hablado muchas veces de los recuerdos de ese día y también de cómo hacer que las primeras comuniones no sean una fiesta externa sino un momento que se guarde en el corazón. El pasado domingo el Papa recordó que precisamente durante la Pascua y el mes de mayo tienen lugar la mayoría de las Primeras Comuniones. Pidió claramente a los padres, a los catequistas y a los párrocos que se prepare la fiesta de ese día tan especial "con fe, con gran piedad pero sobre todo con sobriedad", para que la Primera Comunión sea el inicio de una amistad con Jesús, y que sea realidad lo que el pequeño Joseph le pidió a Jesús ese día: "quédate tú siempre conmigo

 

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