Novela póstuma sobre la fe en Dios de Rubén Avalos, el niño escritor que murió a los 12 años de una rara enfermedad

“Mi hijo quiere ayudar a jóvenes y adolescentes a que lleven el sufrimiento con esperanza”, afirma su madre

RUBEN AVALOS
Rubén Darío Avalos.

Rubén Darío Avalos se hizo famoso por escribir libros para olvidar su extraña enfermedad: histiocitosis de células de Langerhans. Una patología que terminó con su vida el pasado mes de noviembre de 2017. Ahora, su madre, Liliana Flores, presenta su novela póstuma: “La Leyenda de Esteban” en la que plasma su fe en Dios y en la que se hace eco de un hecho histórico en Jerusalén, conocido como la cruzada infantil.

Autor de varias novelas, Rubén Darío Avalos dejó muchos manuscritos y obras que su madre, Liliana Flores, se está encargando de recopilar para que vean la luz manteniendo vivo su recuerdo.

En el caso concreto de “La Leyenda de Esteban” (Mundopalabras), dirigida a jóvenes y adolescentes, este escritor empedernido, que murió antes de cumplir los 13 años, se hace eco de un hecho histórico conocido como la Cruzada Infantil, una gesta histórica acaecida en el año 1212 para recuperar Jerusalén que siempre ha sido motivo de debate para los historiadores.

Aportando sencillez en las explicaciones y utilizando un lenguaje fresco, Rubén Darío Avalos presenta a un niño al que Jesucristo se le aparece para encomendarle una misión: escribir y entregar en persona una carta al rey de Francia para que dirija una nueva cruzada para recuperar Jerusalén.

Ayudar a otros niños

Su madre, Liliana Flores, explica a Religión Confidencial, el objetivo de esta novela.  “Rubén investigó esta hazaña y sobre los niños que daban su vida por la fe.  Mi hijo admiraba mucho su valentía. Con esta obra, él quiere ayudar a otros jóvenes y adolescentes a llevar con esperanza el sufrimiento, sobre todo cuando padecen una enfermedad”.

Liliana se ha quedado sin su único hijo y sola, porque el padre regresó a Paraguay. “Con la ayuda de Dios voy tirando, pero siempre con esperanza en el Señor. Esta es la prueba máxima para una madre. Siento la fuerza espiritual de mi hijo, y no olvido su valentía y fortaleza con la que se sobrellevó a su enfermedad”, relata a RC.

Rubén luchó contra su enfermedad toda la vida, porque nada más nacer, comenzó a llorar y gemir, con fiebre constante. “Hasta los cinco años no le diagnosticaron su patología”, se lamenta.

Su fe en Dios

La fe católica de Rubén ha sido determinante para llevar su enfermedad con tanta fortaleza. “Él nunca se sintió infeliz ni desdichado, todo lo contrario, se sentía bendecido por Dios. Su pensamiento constante radicada en descubrir el motivo por el que Dios había permitido su enfermedad. No cuestionó ni un solo día porque tenía tantos dolores”, expone su madre.

Este niño paraguayo descubrió que su enfermedad podía ayudar a otros niños a sobrellevar el sufrimiento con esperanza y se encargaba de dar aliento y ánimos a todo el mundo.  

En estos momentos, Liliana intenta reponerse del tremendo agotamiento de estos años y de su dolor. “Pero la vida es un regalo de Dios y no puedo dejar escapar cada día para regalar una sonrisa a la gente que me rodea”, subraya.

 

Amigo del arzobispo

Liliana vive en Sevilla, ciudad en la que se crio su hijo. Rubén tenía una gran devoción a la Virgen de la Macarena, y estaba tramitando su solicitud para ser hermano de esta Hermandad.

El arzobispo de Sevilla era amigo personal de mi hijo, y admiraba su fortaleza. Todo el mundo le quería, tiene hasta una calle en Paraguay. Ya se está viendo el fruto que dejó en esta tierra y se están produciendo muchos milagros. Hoy sé que está bailando con nuestro Creador”, aclama su madre.

Durante su convalecencia, Rubén estuvo acompañado por un sacerdote camilo, el padre Romualdo que ahora está ayudando a su madre en su duelo.

“Estoy intentando escribir un libro sobre la vida de Rubén, y cómo sobrellevó la enfermedad con una dignidad sobrehumana. Me gustaría que sirviera a otros padres a sobrellevar la muerte de un hijo. Quisiera terminarlo en noviembre, justo cuando se cumplirá un año de la muerte de Rubén, pero no sé si llegaré porque tengo sus dotes. Mi hijo escribía todo el día”, explica Liliana.

Para la edición de este libro le ayudó su oncólogo de cabecera, que es también historiador. El resto de sus obras y de su vida está plasmada en una web que lleva su nombre.

Ruben con su madre

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