Más expertos para acompañar a matrimonios

Lo que empieza a cambiar tras la Exhortación del Papa ‘La alegría del amor’

El Instituto Pontificio de la Familia, fundado por Juan Pablo II, refuerza su labor: “Nuestra misión es más urgente que nunca”, afirma el sacerdote Pérez Soba

Juan Pérez Soba, profesor del Instituto Pontificio Juan Pablo II en Roma.
Juan Pérez Soba, profesor del Instituto Pontificio Juan Pablo II en Roma.

El Instituto Pontificio de la Familia fundado por Juan Pablo II, cuya misión es enseñar la fe mediante el conocimiento de la verdad del matrimonio y la familia, con el auxilio de diversas ciencias humanas que trabajan en esos campos, refuerza su labor tras la exhortación del Papa “Amoris Laetitia”. “La misión de Instituto es más urgente que nunca”, declara Juan José Pérez Soba, profesor de este centro en Roma. 

En su Exhortación “La alegría del amor”, Francisco ha interpelado a pastores y teólogos a actuar pastoralmente de una forma nueva, ante las distintas situaciones que afectan a las familias. Y el Instituto Pontificio Juan Pablo II se ha puesto manos a la obra.

El sacerdote Juan Pérez Soba es profesor de este Instituto en Roma y doctor en Teología en matrimonio y familia por el mismo centro. Religión Confidencial le ha preguntado si esta entidad pontificia va a cambiar su forma de hacer pastoral o de impartir formación sobre la familia, tras la Exhortación Apostólica de Francisco.

“Aquello en lo que puede cambiar es en la mayor urgencia y claridad en la que ha de realizar la labor que lleva haciendo durante 35 años. La Exhortación, por hablar en términos generales, está siendo leída en algunos ambientes de modo confuso. El mismo Papa dice (n. 2) que la reflexión de los pastores y teólogos, si es fiel a la Iglesia, honesta, realista y creativa, nos ayudará a encontrar mayor claridad. En el Instituto consideramos esta invitación como dirigida directamente a nosotros”, afirma Pérez Soba.

Acompañar significa tiempo

El profesor del Pontificio Instituto insiste en que “la amplia recepción que tienen las catequesis sobre la teología del cuerpo de san Juan Pablo II en la Exhortación, nos anima en esa tarea. El Papa reconoce la novedad de este lenguaje como especialmente adecuado para los hombres de nuestro tiempo. Por esta razón, nuestra misión es más urgente que nunca”.

Preguntado sobre cómo se va a materializar ese nuevo camino pastoral con las familias, Pérez Soba afirma que el “camino es de acompañamiento. Ciertamente es una novedad pastoral dentro del modo general de plantear las actividades de la Iglesia más dirigido a reunir personas y reflexionar con ellas, que en acompañar procesos de crecimiento personal. Esto es esencial en el caso de los divorciados en una nueva unión”.

Este sacerdote experto en matrimonio y familia señala que en el caso de los divorciados vueltos a casar, estas personas tienen la necesidad de una ayuda para ver su vida desde la verdad del Evangelio como dice la Exhortación (n.300): “La toma de conciencia de su situación ante Dios”.

Para Pérez Soba, “acompañar implica entonces tiempo, no hay ninguna medida inmediata, sino la invitación a un proceso de maduración en donde la enseñanza inmutable de la Iglesia sea vista con nuevos ojos dentro de una incorporación mayor a una vida en comunidad. Esto es lo principal del discernimiento, hacer posible a esas personas vivir la plenitud del Evangelio sin restricción o rebaja alguna”.

Sobre la regulación de la natalidad

Pérez Soba nos explica algunos puntos de Amoris Laetitia. Por ejemplo, ¿qué dice sobre la regulación de la natalidad? “La Exhortación recibe de un modo total y positivo la encíclica Humanae vitae que cita también en sus números más claros. En propias palabras del Papa Francisco: “Ningún acto genital de los esposos puede negar este significado [procreativo], aunque por diversas razones no siempre pueda de hecho engendrar una nueva vida.” Es una afirmación exacta y rigurosa del magisterio anterior que se enmarca en la conversión pastoral que caracteriza el documento.

Otra de las afirmaciones de la Exhortación que ha sido discutida es la siguiente: “La eucaristía no es un premio para los perfectos, sino un generoso remedio y un alimento para los débiles”. Pérez Soba explica: “No dice sino algo normal en la Iglesia que es el que, en cuanto alimento, fortalece a los débiles y que contiene incluso un aspecto medicinal. Pero como ya los Padres recordaban no toda medicina sirve para toda enfermedad pues a veces una mala medicina puede matar. En cuanto alimento, la eucaristía es un sacramento de vivos, de aquellos que viven en la gracia de Dios”.

 


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