Louis Räphael I Sako, nuevo patriarca de la Iglesia católica caldea: "el sufrimiento y la sangre vertida por los mártires pueden incorporarnos al Misterio de Cristo"

"Autenticidad, unidad, renovación". El lema escogido por Louis Räphael I Sako, nuevo patriarca de Babilonia de los Caldeos, resume a la perfección los tres grandes retos que enfrenta esta comunidad de rito oriental en comunión con Roma. Fuertemente perseguida y sometida a una emigración constante, su presencia en Irak ha caído desde el 19% que representaban a principios de siglo XX al 3% actual. Sako, que propuso el Sínodo para el Medio Oriente a Benedicto XVI, gobernará a más de un millón de caldeos, concentrados sobre todo entre Irak y Siria (el 60%).

Monseñor Louis Räphael I Sako fue elegido sucesor de Emmanuel III Delly, patriarca caldeo de 85 años que renunció el 19 de diciembre del año pasado. El Sínodo desarrollado en Roma ha reunido a los 15 prelados de este rito oriental: siete iraquíes, dos iraníes, dos estadounidenses y uno de Siria, Líbano, Canadá y Australia. El cardenal Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, presidió la elección, precedida de unos ejercicios espirituales.

Una Iglesia en peligro

Camina bajo negros nubarrones. La Iglesia católica caldea retrocede con el paso de los años. Ha regado de sangre las tierras de Irak y de Siria, especialmente por las guerras. Con una ley de la selva implícita entre el Tigris y el Eúfrates, esta iglesia unida a Roma desde 1551 está acostumbrada a afrontar noticias de templos destruidos, obispos agredidos (el arzobispo de Mosul fue secuestrado y asesinado en marzo de 2008) y católicos de a pie amenazados por vivir su fe. El martirio se vive como una realidad diaria, tal vez demasiado, ante el silencio y la complicidad de unos poderes internacionales cuyo única fijación pasa por establecer precarias democracias en el entorno árabe.

Con sede en Bagdad, donde habita una comunidad que engloba a 350000 fieles, del patriarcado de Babilonia de los Caldeos dependen una archieparquía en Turquía, tres en Irak y otra en Irán, dos eparquías en EEUU y una en Canadá, Egipto, Líbano, Siria y Australia. Los territorios de Jerusalén y Jordania quedan bajo el mando directo del propio patriarca. Los caldeos celebran la Eucaristía según el rito siríaco occidental y emplean como lenguas el siríaco oriental -idioma ligado al arameo, el que hablaba el mismo Cristo- y el árabe.

Una llamada a la convivencia

«Creo que he sido llamado a una responsabilidad difícil, en el país e incluso fuera del país, pero con la ayuda de Cristo y la colaboración entre los obispos sabremos vivir en una unidad que nos permitirá reconstruir la Iglesia caldea. Una casa que estará siempre abierta a las demás Iglesias —a partir de nuestros hermanos asirios— y a nuestros compatriotas musulmanes», sentenció el nuevo patriarca.

Especialmente importantes las dos últimas menciones. La primera hace referencia a los esfuerzos ecuménicos respecto de la Iglesia Asiria del Oriente, con la que comparten rito y de la que salieron hace cinco siglos hacia su status actual. Aquella, que solamente acepta dos concilios -se separaron tras el de Éfeso en el 451-, cree en la doctrina nestoriana: Cristo tendría dos naturalezas, la humana y la divina, radicalmente separadas en dos personas distintas (no una en la que se funden ambas naturalezas, según el credo católico).

Sako y la confianza de Benedicto XVI

El Papa emérito se fiaba y tenía en gran estima la opinión de monseñor Sako, hasta el punto de que acogió la idea de organizar un Sínodo volcado de forma específica en el área del Medio Oriente. Tuvo lugar en 2010 y de esta reunión episcopal salió una exhortación apostólica postsinodal del Pontífice titulado Ecclesia in Medio Oriente, destinado a los fieles del área y de todos los ritos. Benedicto la firmó y aprobó en Beirut, en mitad de su viaje al Líbano.

 

Según Vatican Insider, no se puede encasillar al antiguo obispo de Kirkuk de nostálgico del régimen de Sadam Hussein ni de filoestadounidense. Es más, él mismo calificó como preocupantes "algunos discursos sobre la primavera árabe que se escuchan de boca de algunos dirigentes". Y llegando al fondo del problema, en clara referencia al conflicto sirio, advierte con bastante tino y conocimiento de la situación: «La comunidad internacional cree que puede mejorar la situación apoyando un incierto programa para llegar a la democracia mediante las armas. El resultado es el enfrentamiento entre una oposición armada y un régimen que destruye todo».

Mientras se buscaba máxima autoridad de los caldeos, el sucesor de Pedro previo a Francisco envió un mensaje deseando que "la vida nueva de la Iglesia caldea se realice en la comunión y en la misión, con la elección del nuevo Patriarca" y al enviar su bendición remarcó que sigue de cerca este Sínodo "que marcará el futuro de la Iglesia católica caldea".

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