Ha ejercido como profesor de bachillerato y universidad

Gregorio Luri, filósofo catalán: “La manera más rápida de que un profesor pierda autoridad es adoctrinando”

Autor de libros sobre educación, afirma que el ‘procés’ ha contribuido a romper “la cohesión familiar” de muchos hogares

Gregorio Luri.
Gregorio Luri.

Gregorio Luri, filósofo y pedagogo, profesor de bachillerato, de la Universidad Complutense de Madrid y de la Uned de Barcelona, analiza desde una perspectiva filosófica y social el ‘procés’ catalán. “La situación catalana me duele”, expresa a Religión Confidencial.

Navarro de nacimiento, pero afincado en Barcelona más de la mitad de su vida (tiene 62 años), Gregorio Luri pertenece a una generación convencida de que el futuro de los Estados pasa por una Europa unida. Por este motivo, le entristece asistir a un auge de nacionalismos decimonónicos y fragmentarios en el viejo continente. “Corremos el riesgo de balcanizar Europa”, asegura a este Confidencial.

En esta línea, considera que el nacionalismo catalán está cometiendo dos errores. El primero, creer que el discurso del siglo XIX tiene cabida en el siglo XXI, y segundo, rechazar la Constitución Española, “cuando nuestro marco jurídico está incardinado al de Europa”.  

Adoctrinamiento en las aulas

Luri ha trabajado muchos años en la enseñanza y, por lo tanto, es muy consciente del alcance del adoctrinamiento independentista en las aulas.  

“Es imposible no adoctrinar en las aulas porque las propias creencias tienden a expandirse. Cada profesor manifiesta en clase sus convicciones. Lo que me preocupa es que haya profesores que no respeten la pluralidad de opiniones entre sus alumnos”, explica Gregorio Luri a RC.

En cualquier caso, considera que la manera más rápida de que un profesor pierda la autoridad es convertirse en un “programador cultural” con el único objetivo de hacer proselitismo independentista.

Escritor de libros sobre educación – el último “Elogio de las familias sensatamente imperfectas (Ariel) -  le apena que muchas familias hayan sucumbido al procés catalán, produciéndose graves rupturas familiares. “La familia es lo más sagrado. En la mía hay disparidad de opiniones, pero estamos consiguiendo una cohesión familiar. Esta cohesión es la que deberían alcanzar todas las familias”, sostiene.  

¿Cómo conseguir esta cohesión familiar? “Con dosis de humildad, intentar no herir al de al lado, y teniendo presente que si no tienes una palabra que pueda contribuir a rebajar la tensión, igual es mejor permanecer callado”, declara.  

División de la sociedad catalana

Desde su reflexión y perspectiva, sostiene que Cataluña está viviendo una división identitaria (concepto que no le agrada, pero reconoce que es real): hay gente que está pendiente de su propia identidad. Solo espera que esta crisis de identidad,  no provoque conflictos sociales.  

“En Cataluña, la cosa ha evolucionado de tal manera que lo que para unos es evidentemente sublime, para otros es evidentemente ridículo. El término medio político entre ambos podría ser en un futuro (¿próximo?) el hastío de unos o/y de otros”, afirma.

 

Sin embargo, aunque la mayoría de las noticias sean para resaltar la división de la sociedad catalana, Luri recalca que en Cataluña no se han producido brechas fuertes.  

“Lo peor que nos podría pasar es que la crisis catalana generase graves conflictos sociales, hasta tal punto de no poder, libremente, acudir a un bar a tomar una cerveza expresar opiniones distintas al que tenemos al lado, por miedo o recelo. Hoy por hoy, en Cataluña no hay miedo a expresar las ideas”, explica Luri.

La respuesta de la Iglesia Católica

Como español y catalán no independentista, está en desacuerdo con la forma de proceder del obispo de Solsona, Xavier Novell (el único de los 13 prelados catalanes que votó en el 1-O). No obstante, le parece coherente, toda vez que el obispo ve al pueblo catalán desde una posición distinta a la del pueblo español.

Respecto a la apertura de las parroquias para el recuento de votos, a Gregorio Luri le recuerda los años del tardo-franquismo, cuando abrían las iglesias para las reuniones clandestinas de Comisiones Obreras.

Y sobre la respuesta de la Conferencia Episcopal Española, opina que no es tiempo de grandes declaraciones, sino de pequeños gestos. “Los obispos deben mantener cauces abiertos para el diálogo y la reconstrucción y buscar más lo que nos une que lo que nos separa.  Si hay cristianos que apuestan por lo que separa, allá ellos”.

Próximas generaciones

Por otra parte, lamenta que no pocos españoles, manifiesten rabia hacia los catalanes, lo que provoca más rechazo entre el pueblo catalán. Cuando un hijo le dice a su padre que se quiere ir de casa, El padre le responde: Hijo como en casa no hay ningún sitio. Echo e fatal argumentos de peso para integrar el nacionalismo catalán y el vasco en España”.

De cara al futuro, y a pesar de “todo lo que hemos pasado” – se expresa – es optimista. “Los jóvenes son más inteligentes que los programadores culturales. Si después de lo que hemos pasado, seguimos teniendo libertad para acudir a un bar y manifestar nuestras opiniones, soy optimista con el futuro, y creo que seguiremos permaneciendo en España”.


 

 



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