​Observatorio de Bioética-UCV: “No es ético crear embriones híbridos de humano y mono”

La investigación de Juan Carlos Izpisua, catedrático de la Universidad Católica de Murcia, plantea problemas éticos por “criterios claramente utilitaristas”

Justo Aznar.
Justo Aznar.

La creación de embriones híbridos de humano y mono en la investigación del equipo de investigadores liderado por Juan Carlos Izpisua, Catedrático de Biología del Desarrollo de la UCAM (Universidad Católica de Murcia) plantea diversas dificultades éticas, por lo que la bioética aconseja “prudencia antes de seguir con estas experimentaciones”.

El Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia (UCV), que dirige Justo Aznar ha puesto en duda esta investigación: “Que estas experiencias suscitan problemas éticos es indudable, pues los mismos autores del artículo del pasado 15 de abril en la revista Cell, en la Discusión de su artículo, han reconocido que han consultado con instituciones y expertos en bioética a nivel internacional, quienes al parecer han dado el visto bueno a su trabajo”, 

“Conocer a qué expertos bioéticos se ha consultado”

El Observatorio apunta que “habría que saber, en primer lugar, qué expertos bioéticos han sido consultados, pues como más adelante se comentará, a nuestro juicio, estas experiencias tienen un evidente carácter utilitarista, por lo que, si los expertos navegan por esa vía, es natural que no encuentren dificultades éticas”.  

“Pero al margen de ello, a nuestro juicio, son claras las dificultades éticas que este trabajo presenta. En primer lugar, y esencialmente, por las dificultades éticas que van unidas a la producción de quimeras humano-animales, y que se pueden resumir diciendo que es difícil de determinar qué grado de humanización alcanza el embrión quimérico producido, pues en función de ello, puede no ser ético generar y manipular estos embriones, ni mucho menos destruirlos”, señala el Observatorio de la UCV.

Animales transgénicos

También señala el Observatorio que “como en informes anteriores comentábamos, en los tejidos y órganos quiméricos producidos puede existir una colonización de células humanas de distinto grado, con la posibilidad de que dicha colonización se extienda más allá del órgano que se quiere producir y pueda incluso llegar al cerebro, lo que sin duda puede plantear problemas éticos difíciles de solventar”.  

Así mismo, señala que “en algunos de los trabajos anteriores, los autores intentan solucionar este problema produciendo animales transgénicos en los que se habría suprimido el gen generador de órganos que se quiere producir, por lo cual, en su opinión, este órgano solamente se colonizaría con células humanas, sin que hubiera opción de que se colonizara otros órganos, entre ellos el cerebro, pero esto dista mucho de estar fehacientemente comprobado. De todas formas, en el artículo que se está comentando, los monos utilizados no habían sido genéticamente modificados, por lo que la colonización de células humanas de distintos órganos permanece factible”.  

Embriones para tratar enfermedades

“Por otro lado, además de producir órganos humano-animales, otra finalidad de estas experiencias, según sus autores, es poder estudiar las primeras etapas del desarrollo embrionario, e incluso ser utilizadas para profundizar en el mayor conocimiento de algunas enfermedades y en su tratamiento. Para conseguir ello, posiblemente sería suficiente utilizar embriones de monos, cuyo uso no presenta ninguna dificultad ética, pero si con estas experiencias se quieren acercar a lo humano, creando las quimeras que se están comentando, dichas dificultades éticas no parece que puedan obviarse”, afirma. 

Concluye el Observatorio que “nos parece que, estas experiencias, al no poder determinar el grado de colonización humana de los tejidos y órganos producidos, no son éticamente aceptables, por lo que parece razonable aplicar un principio de prudencia antes de proseguir con estas investigaciones”.  

Añade que  “los autores en gran parte, justifican la eticidad de su trabajo afirmando que él puede dar lugar a la creación de órganos cuasi humanos, que pueden ser utilizados en trasplantes. Dado que en el momento actual existe una evidente carencia de órganos humanos para trasplantes, la posibilidad que aquí se alumbra de crear cuasi-órganos humanos en animales podría estar bióeticamente justificada. Sin embargo, esta fundamentación bioética se sustenta en criterios claramente utilitaristas, con los que no estamos de acuerdo, pues nuestra línea de pensamiento es la bioética personalista, la que debe presidir las experiencias que se realizan con quimeras humano animales”.  

 

El trabajo publicado en la revista Cell

Además de producir órganos humano-animales, estas experiencias que se publican  persiguen estudiar las primeras etapas del desarrollo embrionario, e incluso ser utilizadas para profundizar en el mayor conocimiento de algunas enfermedades y en su tratamiento.  

El pasado 15 de abril se publicó en la revista Cell el primer trabajo en el que se describe la producción de híbridos humano-mono, noticia que resalta la Universidad Católica de Murcia en su página web, universidad que preside José Luis Mendoza, amigo personal de monseñor Vincenzo Paglia, presidente de la Pontificia Academia para la Vida. 

En esta investigación se inyectaron en embriones de mono (Macaca fascicularis) un tipo particular de células pluripotenciales humanas, células pluripotenciales expandidas (hEPSCs, por sus siglas en inglés), que fueron desarrolladas en 2017 y tienen un potencial quimérico mejorado, es decir, mayor capacidad de desarrollarse en el embrión animal huésped.

En ese trabajo se ha comprobado que las hEPSCs sobreviven, proliferan y generan varias líneas celulares en el embrión de mono in vitro. Hasta ahora, el grupo de Izpisua y otros grupos, habían demostrado la producción de embriones quiméricos humano-animales, como ratón, cerdo o vaca, pero a pesar de los esfuerzos de los diferentes grupos de investigación, no se han podido producir quimeras en las que se genere una cantidad de células humanas suficiente para pensar que éstas pueden ser la base para crear tejidos y órganos en los animales con componente humano.

El “salto” de la línea evolutiva del mono 

Esto, al parecer, ha podido ser debido a que la distancia de la línea evolutiva de los animales utilizados está muy distante de la línea evolutiva humana. Para solventar esta dificultad, los autores utilizan aquí monos, cuya línea evolutiva es mucho más próxima a la humana.  

Refiriéndonos especialmente a los resultados, los autores comprueban el desarrollo de las quimeras producidas hasta la fase de gástrula. Llegado a este momento evolutivo eliminan, en el híbrido producido, la zona pelúcida y de él obtienen las células humanas-animales, que trasferidas a un disco externo continúan desarrollándose. Por esta vía obtienen 132 líneas celulares de las cuales 3 sobrevivieron 19 días.  

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